Tras dos décadas jugando con los Lakers Kobe se convirtió en una leyenda Autor: AFP Publicado: 28/01/2020 | 10:02 pm
Kobe Bryant llegó a entender de sobra qué es un jugador legendario. Hace tres días, Kobe, la leyenda, dejó a la fanaticada boquiabierta sin acuñar una pasmosa demostración. El deporte volvió a sentir una terrible sacudida con la muerte de un hijo sagrado del baloncesto en todas sus épocas. El dios de turno luego de Michael Jordan. Rajó el alma de millones su prematura despedida y aquí en Cuba muchos quedaron huérfanos de héroe.
Con 41 años cayó del cielo víctima de un accidente de helicóptero en California, donde también quedó sin vida, entre otros, su hija adolescente Gianna Bryant, quien iba camino a agarrar la antorcha de su padre en el básquet. Con el mismo furor que le entraba al aro con sus mates, preciosos por demás, saltó al cielo eternamente y allí descansa y divisa cada uno de los altares a su nombre, porque si el baloncesto para unos es religión, para esos mismos y otros Kobe fue un dios.
La NBA, mucho antes de su partida, sabía que por decreto al nacido en Filadelfia le correspondía un sitio de honor en su firmamento. No podía ser de otra manera para un jugador que ofreció, durante dos décadas (1996-2016), todo su nivel en función de unos Lakers que lo recordarán como lo que es: un profesional ejemplarizante con mañas de mago y olfato canino para el éxito y la espectacularidad.
Pocas cosas en la vida son tan invariables como la pasión por los ídolos. Son seres perfectamente diseñados para morir con ellos en las buenas y en las malas, porque se trata de eso, de guardarles veneración y lealtad, sobre todo mucha lealtad del tipo Kobe por sus Lakers. Ídolos de marca Kobe Bryant raras veces se destiñen, más bien obligan a tatuar su rostro en el brazo, como hizo el joven Mike, acompañándolo de una frase llena de vida salida de los labios del difunto. Así se perpetúa un héroe.