Para los futuros profesionales la ética no puede separarse de la enseñanza integral en las carreras de Ciencias Médicas. Foto: Calixto N. Llanes. «Los estudiantes de Medicina deben tener bien claro que atendemos pacientes, no clientes. El buen trato y la responsabilidad en un sistema de Salud Pública gratuito como el nuestro deben ser lo más importante.
«Tenemos que acabar con esas manifestaciones vergonzosas que se están dando. Estudio Estomatología, y en mi sector hay profesionales que venden los servicios. La población conoce bien cuánto cuesta cada asistencia: un empaste, una extracción, una prótesis... Eso no puede permitirse más».
Para Alicia Torralba, estudiante de la capital del país, conductas antiéticas como estas son deplorables, y precisan de algo más que de una denuncia. Así aseguró en el pasado Activo Nacional de Ciencias Médicas al referirse a las irregularidades que se cometen en algunos centros asistenciales de salud.
Dirigentes estudiantiles de toda la Isla definieron cuál es el nuevo reto de los miembros del Destacamento Carlos Juan Finlay: la batalla por la calidad de los servicios médicos.
Meyber Pérez, estudiante de segundo año de Medicina, opina que si una persona va al médico es porque se siente mal. «En esa situación —dice— el doctor debe ser sacrificado y despojarse de prejuicios e intereses, y darle a ese individuo el mejor trato.
«Tenemos profesionales que solo piensan en resolver sus problemas y actúan egoístamente con ese paciente. Lo tratan mal o apenas lo atienden. Sabemos que existen dificultades en la sociedad, pero en estos casos el médico tiene que olvidar sus preocupaciones y poner todo su empeño en atender a esa persona, porque en ello va la vida.
«En ocasiones me he sentido decepcionada, pues desgraciadamente también he sido testigo de situaciones que van contra la ética médica. Pero en esos casos creo que la esencia va en tachar esa conducta para mí, porque ese no es el tipo de médico que deseo ser».
Período especial, no actitudes diferentesEl Máster en Bioética José Ramón Acosta asegura que la responsabilidad y la solidaridad no pueden dejar de ser pilares de la salud cubana. Foto: Roberto Morejón. Cuando en la década de los 90 del pasado siglo, la crisis económica barrió de golpe con las condiciones a que estábamos acostumbrados, la salud pública no fue la excepción. La falta de recursos golpeó donde más dolía. Sin embargo, la atención médica continuó y los principales índices se mantuvieron.
Años más tarde, superados los peores momentos, la huella de aquellos tiempos de escaseces es todavía evidente. Tal como reconoció Carlos Lage Codorniú, presidente de la FEU, el médico no está en un laboratorio aislado de la sociedad, sino que es parte de ella. Y todos los fenómenos de indisciplina, dejadez y hasta ilegalidades que aparecieron con el periodo especial, tuvieron también su expresión en ese sector.
«Es muy doloroso que estas cosas sucedan en una esfera que siempre ha sido un símbolo de las conquistas de la Revolución. El combate contra esas manifestaciones es muy complejo. No es sencillo, no es decidirlo y punto. Lleva un gran esfuerzo.
«Estamos dando una alternativa, y es que cada cual decida cómo lo hace, en función de las características de cada área, porque no se manifiesta igual en todos los lugares».
Sobre esta situación también comentó el doctor Ubaldo González Pérez, jefe del departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Médicas Victoria de Girón, donde se incluye la asignatura de Bioética.
«Cuando una revolución social sufre determinadas escaseces económicas o períodos de crisis, aparecen manifestaciones de oportunismo e indisciplinas sociales. Ello puede provocar que un individuo al que la sociedad le ha otorgado siempre un nivel de reconocimiento, pierda el freno moral y trate de alcanzar su objetivo a cualquier precio.
«Entonces se dan situaciones como que en un hospital aparezcan quejas de un paciente que ha sido maltratado por un profesional de la salud, o se cobre un tratamiento o consulta.
«Ello crea en las nuevas generaciones un patrón de conducta negativo, no solo en la escuela, sino en el día a día, que puede convertirse en un consejero muy peligroso».
—¿Qué valores es necesario enfatizar entre los nuevos estudiantes?
Estudiantes de todo el país abogan por incentivar el trabajo con la comunidad en la formación integral de cada profesional de la salud. Foto: Albert Perera Castro —Los valores no se pueden revalorizar en abstracto. Si cogemos ahora a un estudiante y le damos un discurso de cómo se debe comportar, se corre el riesgo de quedarse solo en la mente de aquellos que tenían una buena orientación.
«Por el contrario, si se crean los mecanismos económicos, legales y sociales para tomar medidas con el trabajador que ha cometido una falta, o sea, una estructura donde se evalúa la moral y la ética de manera eficaz, entonces sí se aprende la moral, porque el individuo encuentra un freno.
«Si no se hace esto, puede generarse una doble moral muy peligrosa en la persona que sale exenta de castigo. El individuo puede responder de la misma manera en su quehacer cotidiano, porque no se le rectificó lo mal hecho».
Difícil pero no imposibleNunca ha sido fácil ser médico. Además de poseer aptitudes que permiten enfrentar situaciones prácticas de la profesión, se exige además una elevada dosis de sacrificio, responsabilidad y un afán constante de conocimientos.
Yurisneisy Rolle, estudiante de segundo año de la Facultad de Ciencias Médicas de Ciego de Ávila, define todo esto en una palabra: vocación.
«Hemos hablado muchas veces sobre la necesidad de acoger en nuestras aulas a estudiantes que realmente se sientan identificados con la carrera, que tengan una vocación más allá del índice académico o de otros factores, pues esta profesión requiere entrega y amor. Poseer esta inclinación es imprescindible.
«Es necesario erradicar las captaciones masivas que evaden muchas veces estos criterios. Hay que fomentar el amor a la Medicina desde la infancia, trabajar con los adolescentes y jóvenes, para que cuando opten por esta carrera sepan qué significado tendrá en su vida.
«Si no estamos dispuestos a sacrificar intereses propios y satisfacciones por el mero hecho de permanecer en una guardia, atender a las personas como se lo merecen o seguir a un paciente en su tratamiento aunque exista la presión de otros cien, entonces no seremos realmente esos médicos que necesita hoy la Revolución Cubana.
«No se trata solo de formar estudiantes de élite, sino a aquellos que se integren a diversas actividades, que sean incondicionales, se unan a talleres comunitarios, que prueben su disposición, que respeten a su destacamento. En ello va en buena medida la ética y la moral».
Thais Fernández, estudiante de segundo año de Medicina, expresó que se ha perdido en un número de estudiantes la combatividad.
Durante el VIII Activo Nacional de Ciencias Médicas estudiantes de todo el país condenaron las conductas antiéticas que se generan en algunos centros de salud. Foto: Albert Perera Castro. «Hay quienes ven actitudes vergonzosas y antimorales y las dejan pasar como si fuera algo normal, sin darse cuenta de que se convierten en cómplices. Si ahora soy una alumna que hace las cosas mal y ni mis profesores ni mis compañeros me lo señalan, entonces continúo con esa actitud y me convierto en una profesional con esas mismas características».
El problema no es simple. Así piensa Maikel González, estudiante de cuarto año de Medicina, presidente de la FEU de Ciencias Médicas del municipio de Playa, quien reveló que hay estudiantes que quizá no tengan la conducta más apropiada cuando ingresan a la escuela, sin embargo, tienen deseos de estudiar.
«En ellos ha incidido la formación que traen de la familia, del ambiente en que crecieron... es todo un conglomerado de factores que pueden marcar negativamente la conducta de ese profesional o estudiante. Entonces, con ellos hay que trabajar más, pero hacerlo a conciencia, y no porque haya sido orientado».
Empezar desde ceroPara la mayoría de los jóvenes entrevistados por JR el papel de los profesores es esencial en la formación de todo profesional de la salud. Cada uno de ellos debe ser un ejemplo para sus alumnos, estar bien preparado y saber inculcar en ellos que la labor del médico no persigue un objetivo material.
Adina Pérez es hoy la secretaria general de la Unión de Jóvenes Comunistas de la Facultad de Ciencias Médicas Victoria de Girón. Ella reconoce que tan importante como la docencia lo es la parte educativa, que se inicia desde que el maestro entra en las aulas.
«Es fundamental el papel del profesor —que también está influenciado por la crisis de valores de la sociedad— en la formación del estudiante de Ciencias Médicas. Este cuenta con un pedagogo que lo va guiando en cada especialidad o rotación que realice, y que por tanto es su mayor ejemplo.
«La influencia de ese patrón será decisiva para el estudiante, que asimilará o no mejores valores y preceptos éticos imprescindibles en la salud».
Yurisneisy Rolle asegura que un médico debe estar dispuesto a sacrificar sus intereses en beneficio de la labor social que realice. Foto: Albert Perera Castro Para Meyber Pérez, los profesores son el primer vínculo con la carrera. «De ellos dependerá el concepto que cada uno de nosotros nos representemos de la salud»
Según declaró a JR José Ramón Balaguer, ministro de Salud Pública, la ética es básica para el funcionamiento de una sociedad, y en especial si hablamos de una Revolución, donde los principios humanos son puntales. Por eso hablamos de la medicina como baluarte de ética y moral, pues esta es una profesión esencialmente humana.
«Debemos transformar a todo aquel que no tiene una actitud ética: estudiantes y profesionales. Hay quienes manifiestan una conducta degradante, y otros que cometen determinados errores, pues tienen algunas debilidades desde el punto de vista ético. Con todos hay que trabajar.
«Es imprescindible retomar con más fuerza la disciplina, la exigencia, el funcionamiento y el trabajo de los cuadros, profesores y dirigentes de las diferentes organizaciones».
«Los trabajadores de la Salud Pública deben caracterizarse por la moral, la ética, la entrega total, el amor al ser humano. Este servicio es indispensable en la felicidad del ser humano.
«Aun cuando una persona disfrute de un elevado nivel de ingresos, disponga de adecuada educación, de determinados medios de subsistencia no se sentirá feliz si le falta la salud. Es el don más preciado de la humanidad».
Rescatar paradigmasSegún explicó el doctor José Ramón Acosta, profesor titular y Máster en Bioética, la ética es un paradigma de lo que una sociedad entiende que debe ser el planteamiento moral del bien y del mal.
«Pero una cosa es lo que la sociedad se proponga como su arquetipo moral —advierte— y otra es lo que en la práctica de las relaciones cotidianas se puede dar en los diferentes grupos sociales que la componen».
Saraima Guerra afirma que la violación de preceptos éticos en el sistema de salud cubano debe ser erradicada ya. Foto: Albert Perera Castro. Para el también especialista en segundo grado en Salud Pública, la conducta correcta o incorrecta no solo se enseña en las aulas, sino que se educa desde antes en la casa y en la comunidad, y luego en el trabajo.
El galeno reconoció que actualmente existen en nuestro sistema de salud conductas negativas que rozan con la ilegalidad, y otras que quizá son menos apreciables, pero que dañan igualmente al paciente, como el maltrato.
«A veces no se trata solo del que está vendiendo un medicamento o cobra un servicio, sino de actitudes como la deshumanización, el excesivo autoritarismo y el paternalismo hacia actuaciones incorrectas de los profesionales de la salud con los pacientes.
«Estas actuaciones nos irritan pero sin el apoyo de todos la lucha se torna muy difícil».
—¿Cuáles deben ser los preceptos básicos de la ética médica en Cuba?
—La propia obra de la Revolución ha ido estructurando en el campo de la salud dos pilares que sustentan nuestros principios. Por una parte la responsabilidad y la solidaridad, entendidos ambos como un compromiso que se tiene no solo con un paciente o una comunidad, sino con la sociedad, con el medio ambiente y las generaciones futuras».
—¿Cómo se evalúa el componente ético en la práctica médica?
—Desde principios de la década del 80 en todas las unidades del sistema nacional de salud se crearon las comisiones de ética médica, encargadas de analizar las situaciones incorrectas que se generan con trabajadores de la salud.
«Están estructuradas desde el nivel de base, provincial y nacional. En estas instancias se encargan de examinar cualquier trasgresión que se presuma, o una denuncia que se reciba por parte de un paciente, un familiar o de otro profesional, y se debe proceder a una sanción de acuerdo con la gravedad de la falta cometida.
«Pero esto no significa que todas las instancias funcionen correctamente, de ahí que en ocasiones actitudes incorrectas salgan ilesas, y no se puede predicar con el ejemplo. Tampoco están cumpliendo con la misión educativa, pues no se crearon únicamente como mecanismo de sanción, sino para evitar esas conductas».
—¿De qué manera el programa de estudios asume la formación ética del alumno?
—Desde 1978 estuvo presente como asignatura la Ética y deontología médica. A partir del curso 1985-86 prevaleció el criterio de que la ética debía enseñarse de manera conjunta e integral con cada asignatura y en el trabajo, teniendo en cuenta que el estudiante de Medicina está vinculado a la práctica desde el inicio.
«Por otra parte, los requisitos de ingreso a las carreras de ciencias médicas deben ser rigurosos, de manera tal que todo aquel que se lo gane tenga derecho a estudiarlo. Hay que hacer cumplir los parámetros ya existentes, que en ocasiones son violados, y no perder la excelencia en las clases, algo que siempre caracterizó a la Medicina cubana».
Cuando se quiere...En las facultades de Ciencias Médicas los estudiantes abogan por la preservación de los códigos morales que han acompañado a la Revolución Cubana. Foto: Calixto N. Llanes. En la provincia de La Habana los estudiantes no se andan con medias tintas. Allí un licenciado en prótesis y dos médicos fueron sancionados por conductas fraudulentas. En los tres casos, la denuncia partió de futuros profesionales de la salud que realizan sus prácticas en esa localidad.
Estos datos fueron revelados por Saraima Guerra Calvo, estudiante de tercer año de Medicina, durante el referido Activo Nacional de Ciencias Médicas. La joven aclaró que cuando un estudiante descubre actitudes como esas, todo el mundo lo identifica, y desgraciadamente, a veces ese alumno tiene que pagar con la docencia el resultado de su valentía. «Por eso necesitamos el apoyo del Partido, la Juventud, el sindicato, que todo el mundo nos ayude».
Saraima expresó su satisfacción por el papel que juega hoy la comunidad en la formación de los educandos, quienes han salido de las grandes universidades para insertarse en consultorios y policlínicos.
«Los estudiantes de la sede de San José hemos extendido su competencia a los servicios de esterilización, lavandería del hospital, a las salas de enfermería..., para apropiarnos de otros conocimientos y brindar nuestro apoyo. Porque hoy hemos visto que otra manifestación de la pérdida de ética en algunos médicos, es su menosprecio hacia aquellas personas como los pantristas, los que esterilizan, que tienen funciones no menos importantes. Los estudiantes tienen que tomar la iniciativa».
Otro ejemplo fue expuesto por Yurisneisy Rolle, de Ciego de Ávila, donde en los policlínicos universitarios o en las sedes municipales, los estudiantes de la FEU han asumido la tarea de crear círculos de interés desde los círculos infantiles, y fomentar en ellos el gusto hacia la especialidad médica.
«Tenemos, por ejemplo, el proyecto Alborada, que trabaja principalmente con los niños en la búsqueda de las experiencias o cuentos que tengan relación con los médicos, para un acercamiento hacia esa profesión».
También en Villa Clara, según contó Luisisney Pedroso, existe un hogar de ancianos justo al lado de la escuela de medicina, donde los estudiantes decidieron recuperar el lugar.
«Queremos restaurarlo, pintarlo, y comenzar a dar un servicio a esas personas de la tercera edad que también lo necesitan.
«Tenemos que demostrar que en los servicios de salud —donde evidentemente faltan recursos— la mayoría de las cosas que hoy suceden son subjetivas. Es un maltrato que no tiene explicación; es un consultorio cerrado, sin causa justificada. Si hay una enfermera, si hay un estudiante de medicina, ¿por qué no lo podemos abrir?, ¿por qué no podemos atender a nuestra gente?».
Las iniciativas están dadas, y el deseo por hacer no falta. Pero en ese afán —advierten los estudiantes de Ciencias Médicas— es necesario poner el trabajo en manos de todos. Tal y como plantea Meyber Pérez, estudiante de segundo año:
«Los estudiantes deben tener conciencia de que ellos serán el relevo de nuestro país y que en sus manos está el futuro de varias generaciones. De ahí lo imprescindible de rescatar a tiempo entre todos valores como el humanismo, la solidaridad, la incondicionalidad, que han sido pilares de la Revolución».