El Diario Secreto del controvertido escritor colombiano José María Vargas Vila, con interesantes revelaciones personales, filosóficas y políticas, estuvo en varias casas habaneras, la última de estas en Guanabacoa, y después en la Fragua Martiana, antes de ser donado por Cuba a Colombia.
La revelación la hace a nuestro periódico Regino Sánchez Landrián, especialista de ese museo de la Universidad de La Habana.
«El poco conocido Diario Secreto del célebre escritor colombiano (nacido en Bogotá, el 23 de julio de 1860 y fallecido en Barcelona el 23 de julio de 1933), ya no es tan secreto como fue durante mucho tiempo.
«Por lo menos hace algunos años se dio a conocer en un libro de la escritora colombiana exiliada en España, Consuelo Triviño Anzola, bajo el título José María Vargas Vila, Diario Secreto, impreso por Arango Editores-El Áncora Editores, en Bogotá, Colombia, en 1989.
«Aquí está la copia. Es un libro con la selección, introducción y notas de la misma Consuelo Triviño. Pero en nuestro país —dice Regino— la historia de ese Diario no se ha divulgado nunca, ni tampoco su contenido, y es sencillamente apasionante, en particular lo que refiere sobre nuestro Apóstol José Martí y algunos conceptos que contiene, sin duda escritos para ser publicados algún día, según el propio autor confesó en su dedicatoria».
Vargas Vila lo comenzó a escribir en París, a los 39 años, en marzo de 1899, y lo concluyó en 1932.
Cómo Llegó a la FraguaFacsímil de una página del Diario, tomada del original. Ese revelador documento llegó a la Fragua en 1984, de manos de un vecino de Guanabacoa que lo conservaba. «Fue Raúl Salazar Pazos, quien un día se acercó a una alumna del antiguo Seminario Martiano para donarlo, en unión de otros documentos del intelectual colombiano, y que no se perdieran, puesto que él viajaría fuera del país. Era todo el archivo personal de Vargas Vila; no solo el Diario, sino también un grupo de cartas, documentos y algunos manuscritos.
«Luego Cuba donó ese valioso material a Colombia, aunque en la Fragua quedaron algunos documentos dispersos, entre estos varias cartas intercambiadas entre Martí y él, que más tarde aparecieron. Esta historia, aunque desconocida, es muy linda realmente. Ramón Palacio Viso, quien había nacido en Venezuela en 1880, ayudante personal de Vargas Vila durante 35 años, falleció en La Habana, en el asilo de Santovenia, en el Cerro.
«El archivo en cuestión fue traído a la Fragua en junio de 1984 y lo recibió oficialmente Gonzalo de Quesada Michelsen, hijo de Gonzalo de Quesada y Miranda, y nieto de Gonzalo de Quesada y Aróstegui, que fuera secretario personal de Martí. Nuestra institución quedó como depositaria transitoria de toda la preciosa papelería, hasta fines de esa década en que fue enviada a otra no menos prestigiosa institución cubana. Aquí tenemos la carta que oficializó el trámite de entrega y recepción.
«Está suscrita también por el doctor Julio Le Riverand, hace años fallecido, entonces director de la Biblioteca Nacional José Martí. Dentro de esa documentación estaba el Diario Secreto.
«Tal archivo comprendía documentos de 1899 a 1933: un grupo de novelas como La cosecha del sembrador, El Maestro y El Oasis; y una colección de revistas Némesis, fundada por él, constituida por 144 cuadernos. Además, La sonrisa del balneario, El trágico olivar, Albas inquietas y otros manuscritos de libros, incluido el epistolario de su único hijo a algunos políticos, y las cartas vinculadas con José Martí».
Vargas Vila estuvo en tres ocasiones en Cuba, primero en 1923, después en 1924 y luego en 1926, época en que se enfermó, pero logró mejorarse con ayuda médica. Acerca de la segunda visita a nuestra Patria, escribió en el Diario, el 24 de julio de 1924: «Suprimo la narración de mi primera estancia en La Habana, de paso para México, porque todo eso pertenece a mi libro de viajes, y se halla en un volumen especial bajo el título de En la esmeralda fúlgida. Estuve en la República Argentina, Uruguay, Brasil, costas de Colombia, Venezuela y México. Y heme aquí, llegado de nuevo a las playas oro y azul de esta isla maravillosa, donde la sombra doliente de José Martí parece extender sus brazos para recibirme. Recobro el imperio de mí mismo. ¡Bendita sea!».
En la capital cubana se tomó numerosas fotos con amigos. Luego de sus recorridos por La Habana Vieja, Marianao, Arroyo Naranjo y el reparto Las Cañas, en Calabazar de La Habana, donde residió un tiempo, el escritor redactó sus memorias El canto de las sirenas en los mares de la historia y El pórtico de oro de la gloria. Al respecto dejó dicho en el Diario que lo hizo «por haber dado albergue transitorio a mi ancianidad y amparado doblemente mi soledad».
En septiembre de ese año, calificó de «paisajes maravillosos» los del Arroyo Naranjo de aquella etapa, y el primero de enero de 1926, al aludir de nuevo a La Habana, mencionó haber visitado «Marianao y los repartos circunvecinos».
Sobre MartíRegino Sánchez pone énfasis en la relación amistosa con nuestro Apóstol: «Una cálida amistad lo unió a José Martí. Juntos participaron en actos, reuniones literarias, foros y encuentros con trabajadores, políticos y poetas.
«En 1891 Vargas Vila viajó a Estados Unidos y se ubicó en Nueva York. El Apóstol, al recordar una reunión con obreros, escribió: “El vehemente entusiasmo con que, sacados de sus asientos por ímpetu de amor, saludaron aquellos esclavos de América la peroración cadenciosa, inspirada, valentísima del colombiano José María Vargas Vila, que cuenta sus días ya gloriosos por las batallas afamadas de su palabra y de su pluma en pro de la libertad”.
«Están documentados sus frecuentes encuentros con el Maestro —dice Regino— y una carta del Apóstol, escrita a fines de 1894, muestra que Vargas Vila fue informado por su amigo cubano sobre sus planes de retorno a la Isla para integrarse a la guerra de independencia.
«Sin embargo, en su Diario el colombiano no mencionó nada de esos planes que nuestro Héroe le confió. En una página correspondiente a noviembre de 1926, expuso Vargas Vila: “Escribir sobre José Martí en Cuba se ha hecho, no una profesión, sino un negocio, el más prolijo de todos los negocios; hay gentes que deben la fortuna a la osadía de haber enlodado con su prosa la sombra del Maestro. ¡Ese espectáculo es desolador!”.
«Y puntualizó: “Yo vi aquella feria de la audiencia sin talento, profanar las cenizas del precursor (...) actuaron como vendedores de su gloria (...) Hace más de 30 años (1893) en mi revista Hispanoamérica de Nueva York, publiqué sobre José Martí, entonces vivo, un estudio que a muchos pareció definitorio, y que él mismo me agradeció con gran favor. Ello me exime de largos comentarios sobre la vida de ese Libertador, el cual solo en su calidad de tribuno evoco aquí”».
Apuntes íntimos
Fragmentos del Diario Secreto
•1899, marzo, París (...) He aquí mi alma desnuda (...) un monólogo en mi Soledad, o mejor, un diálogo conmigo mismo, eso será este diario (...) Confesarse es revelarse (...) Voces del alma dichas a los oídos de los otros. Esos son los libros, pero un diario es una confesión. Es en París en este mes que me ha venido en mente la fantasía de escribir este diario, y lo inicio en el hotel en que habito: Rue Leo Delibes, número 5.
•El amor no fue pasión mía. Mi ambición fue tan alta que desde los primeros vuelos se perdió en el espacio, y no volvió a descender jamás.
•Las mujeres que fatigaron mi sexo, no entraron jamás en mi corazón. Cuando entré en la soledad, no tuve que expulsarlas de ella. Fui solo por todas partes.
•Mi soledad no se puebla sino de grandes vidas de mi espíritu, y cuando no escribo el rumor de esas olas, me parece que estoy muerto.
•¡Yo he soñado tanto! (...) ¡Son los hombres del porvenir los que nos seducen!
•Ser artificial es todo lo contrario de ser artístico. Y los aspirantes al bohemismo intelectual creen que con llevar una vida artificial llevan una vida artística.
•La Sinceridad es una de las formas del valor, y acaso la más rara.
•El Silencio no es un sudario, el olvido, sí. Nada hay tan delicado, sensible, sonoro, como esa entraña desnuda que es el corazón de un solitario. ¿Es la Soledad la que hace tan sensible nuestro corazón?
•La fe muere de un solo golpe, y no resucita nunca. ¡Ay, cuánto diera yo por una hora de fe! Tal vez daría todas las horas que me quedan por vivir. Vivir sin creer es algo bien triste, pero vivir sin creer en nada, es la suma de todas las tristezas.
•Yo no fumo, no bebo licores, no me he acercado nunca a ninguna mesa de juego, y, sin embargo, se habla de mis orgías.
•La vida es una fuente inagotable de decepciones, tal vez porque es una fuente inagotable de esperanzas.
•Mi viaje a América fue un naufragio. No hice un viaje de negocios, no alquilé mi palabra, ni mi pluma: viví de mí, para mí, y a los tres años de ausencia regresé a Europa, más pobre, más viejo, más triste, con mi hijo ciego, llevándolo como un cadáver sobre mis hombros.
•El porvenir tiene siempre el rostro de una esfinge, impenetrable. El Secreto de nuestra Vida es un pájaro prisionero entre sus labios de piedra.
•Con los míos (referencia a su hijo) se cerrarán los únicos ojos que le quedan en su ceguera. Cuando el dolor no tiene nombre, ¿a qué nombrarlo?
Esa fue una de sus últimas expresiones. No sería el escritor perfecto, pero José María Vargas Vila fue antiimperialista, amigo de la libertad y de Martí.