Acuse de recibo
Bárbara M. Planchat, quien vive en Herrera 261, entre Reforma y Guasabacoa, en Luyanó, municipio capitalino de Diez de Octubre, es una cubana solidaria, a quien le duele lo ocurrido con su vecino Dagoberto, y se lo toma para sí.
Cuenta la remitente que a Dagoberto Fernández Castro, un anciano de 85 años que vive en el no. 264 de la misma cuadra, se le vencía la dieta de alimentos para el colesterol el 31 de mayo. Fue a la carnicería a preguntar si le darían la de pescado de este mes, que está por llegar. Y el carnicero le dijo que no lo sabía. Fue igualmente al punto de leche, a consultar si recibiría la leche este mes, y le respondieron lo mismo.
Entonces el veterano fue al consultorio, y el médico de la familia le planteó que debía ir al policlínico 14 de junio, que está a bastantes cuadras de su hogar, para hacerse los análisis. Dagoberto fue a la oficoda y le dijeron que volviera en junio, que posiblemente alargarían hasta septiembre las dietas. Pero de todas maneras tendría que volver.
«Según yo vi y escuché las orientaciones en la Mesa Redonda, refiere Bárbara, todas las dietas que vencieran automáticamente, no vencerían, para evitar el desplazamiento a las instalaciones médicas y de otra índole, por el aislamiento necesario.
«Entonces, ¿cómo queda Dagoberto? La oficoda también queda lejísimos de aquí. ¿Habrá alguien que pueda ratificar y poner en rigor esta disposición? Si no, ¿a quién creer?», concluye.
Ante lo expuesto por la remitente, cualquiera podría cuestionar dónde se traba la cadena de mando para que, en este caso, tanta gente sí esté equivocada y tenga al anciano de aquí para allá.
Como vecino del edificio Marakas, calle 0. No. 210, entre 23 y 25, Vedado, La Habana, Miguel Ángel Ruiz Jurado no puede entender que hace más de un año el sótano de ese inmueble esté inundado de aguas albañales, por la rotura de la consiguiente línea.
Todo ello, refiere, ocasiona la proliferación de moscas y mosquitos, así como el mal olor y el peligro de contagio de la cisterna del edificio.
¿Ahora, en medio de la COVID-19, vienen a reclamar?, podría decir alguien que no esté sometido a ese suplicio. Pues, asegura Miguel Ángel que tal problema ha sido visto con el gobierno municipal de Plaza de la Revolución, y con la Dirección Municipal de la Vivienda. Inclusive, el policlínico La Rampa declaró un foco en el sótano por los inspectores de vectores. Pero hasta el momento no ha sido posible encontrar solución.
«El grupo de Saneamiento Básico del municipio también reportó esta situación, la cual también ha sido notificada a las siguientes instancias en fechas recientes: Partido provincial, Atención a la Población del Minsap, Línea única de la Fiscalía General de la República e Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos», concluye Miguel Ángel.
Si es un problema más que acumulado y sabido por tantas autoridades, ¿no puede resolverse en medio de esta pandemia?
El pasado 15 de mayo cometí un error al reflejar la queja del lector José Luis Quiroga Soto, del municipio habanero de Cerro, y decir que «el sábado 9 de mayo, en la tienda Meridiano, de 17 y 26, en el municipio de Plaza, de dos POS que dicen tener, uno estaba roto y otro sin conexión. Y de tres cajas contadoras, funcionaba una, y eventualmente las otras dos».
Sí ocurrió el sábado 9 de mayo, sí en la tienda de 17 y 26. Pero esta no se llama Meridiano. A lo que se refería el remitente era a la hora del hecho: 12 meridiano. Y añadía en su mensaje: «De dos POS que dicen tener, uno está roto y otro sin conexión. Y de tres cajas contadoras funcionaba una, eventualmente dos».