Acuse de recibo
En tiempos de coronavirus, todo lo relativo al comercio interior se ha priorizado con un tratamiento especial, atendiendo a la situación que se vive. Y es sumamente importante que lo que se disponga se haga bien.
Fulgencio Vega Peña (San Rafael 704, entre Lucena y Márquez González, Centro Habana, La Habana) valora positivamente los esfuerzos que hace el Estado cubano en medio de esta epidemia para que lleguen los alimentos a la población.
En el caso del pollo liberado controlado y a 20 pesos la libra, que se está vendiendo por núcleo familiar además del normado, Vega plantea que en Centro Habana la orientación dada para despacharlo, como viene congelado, es que se tenga en cuenta un cuatro por ciento de merma, cuando en realidad trae un 12 por ciento de hielo aproximadamente.
Y eso ha sido corroborado en las carnicerías, manifiesta. La consecuencia es que, al final, se quedan consumidores sin adquirirlo, porque no es real la cantidad de pollo con respecto al peso. Y eso trae también problemas para los carniceros.
«Hoy, en el segundo día de despacho, afirma, algunas unidades ya no tienen pollo, y hay quejas por el faltante. Si el pollo trae un 12 por ciento real de hielo, qué solución se le va a dar a esto? La unidad básica de Comercio en Centro Habana da como respuesta a los administradores que lo único que no tienen que pagar es la afectación del cuatro por ciento, lo reconocido por Comercio Interior. Pero si trae un 12 por ciento del peso en hielo, el otro ocho por ciento afecta a la unidad en dinero, y también a los consumidores, que no alcanzan», concluye.
Muy confundida está Yamilet Rodríguez Segreo, de 29 años y licenciada en Imagenología y Radiofísica Médica, quien labora en el departamento de Rayos X del policlínico José Ávila Serrano, de Velasco, en el municipio holguinero de Gibara.
Cuenta que tiene unos mellizos de 18 meses en el círculo infantil. Y por la situación epidemiológica del coronavirus, decidió no llevarlos más a esa institución, y quedarse en casa con ellos. Informó su situación en el policlínico, y la respuesta que le dieron fue que debía solicitar una licencia sin sueldo o incorporarse a trabajar.
De las orientaciones brindadas por la Ministra de Trabajo y Seguridad Social, ella entendió que las trabajadoras en su condición tenían la posibilidad de irse a su casa con el ciento por ciento del salario en el primer mes, y después al 60 por ciento.
Y le respondieron que eso no era así, que había llegado una nueva resolución y que tenía que solicitar una licencia sin sueldo. «¿Qué debo hacer? ¿Cuál es mi derecho?», pregunta la atribulada madre trabajadora.
El Doctor en Ciencias Físicas Diego de Jesús Alamino Ortega, profesor titular y consultante del centro universitario Enrique Rodríguez-Loeches Fernández, de la
Universidad de Matanzas, afirma que ha visto algunas de las transmisiones televisivas para los escolares. Y considera que están en gran medida bien ambientadas y conducidas por experimentados profesores. Y de parte de los alumnos y sus familias, sabe de insatisfacciones en cuanto a que no les da tiempo copiar, fundamentalmente las diapositivas que se proyectan.
Lo cierto es que, según el profesor, la Covid-19 ha cambiado el acostumbrado curso de la vida en el mundo y en el país.
Plantea Alamino que desde el inicio de estas «teleclases», las autoridades educativas exhortaron a las familias a apoyar a los estudiantes. Pero considera que los alumnos «no están lo suficientemente entrenados en cuanto al aprendizaje autodidacta, por ejemplo, para usar el libro de texto como se les está exigiendo».
Y alerta que «ahora la familia debe pasar de la dañina costumbre de hacerle la tarea y los trabajos prácticos al escolar, a acompañarlo en el aprendizaje, buscando recursos para que las diapositivas queden en casa, grabando o fotografiando, tomando algunas notas. Enseñarlo a aprender, y por qué no, aprender con él», concluye.