M.S.: Mi compañero me gusta mucho, pero creo que tiene un problema porque cuando hacemos el amor no puede eyacular directamente, tiene que dejar la penetración y masturbarse o no logra el orgasmo. A veces demora un rato largo y otras veces es casi enseguida, así que no logro adaptarme a su ritmo. ¿Puede ser un problema orgánico o es mala manía que aprendió de jovencito?
El reto en cada vínculo es encontrar el goce singular y propio, a partir del encuentro con la otra persona. No es igual disfrutar una fantasía donde uno manipula todo a su antojo, en directa conexión con lo que le gusta, que encontrar el punto justo del clímax con lo diverso que se presenta en una relación. Lleva tiempo de exploración, invención y disposición a la sorpresa. De ahí que toda pareja haga muy bien si se da su tiempo para sentir ese encuentro con lo más íntimo de su placer a través de ese lazo que se teje con esa otra persona. Ambos tendrían que descubrir y aceptar su ritmo cuando están juntos, diferente al de otras experiencias.
Su organismo no tiene problemas para culminar. Su dificultad radica en enlazarse con la experiencia de goce junto a su pareja. Esto puede ser muy difícil para quienes han aprendido a disfrutar a solas, con su cuerpo y su imaginación.
Por ahora, su compañero y usted hacen lo que pueden sin estar enfermos, sin que sea un problema o una «manía» que deba ser combatida, más allá de las clasificaciones de manuales. Cada cual tiene su estilo y no tiene que parecerse a otros. No obstante, si en algún momento les parece un síntoma que creen pueda significar algo más que no comprenden, entonces pueden buscar ayuda especializada.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica