K.R.: Me gustan dos personas. Me gusta la forma de ser de ambos: uno más serio, otro más risueño. Los dos son superatentos conmigo. Por los dos siento lo mismo. No sé con cuál estar. Tampoco quiero lastimarlos. Necesito que me ayuden porque no sé con quién hablar.
Ahora mismo, la única respuesta que presentas es no, implicada en este «no sé». ¿Qué significado tiene que aún no sepas a quién elegir? ¿Qué necesitarías para decir «sí, ahora sé a quién quiero»? ¿Por qué elegir cuando no tienes suficientes elementos para ello?
Si no sabes, no debes precipitarte a tomar una decisión que aún no surge. Tal vez no sea ninguno de los dos mientras experimentas lo mismo por ambos. Quizá debas esperar a sentir algo más por uno de los dos o por alguna otra persona. Observa que solo refieres que te gustan aludiendo al modo de ser y sus atenciones. No experimentas una inclinación especial, tampoco refieres un afecto exclusivo por uno u otro.
Te sentirás especialmente empujada a decir sí cuando aparezca alguien que cumpla con tus condiciones de amor y goce. En tal caso, tu cuerpo hablará y te llevará al sí que hoy no aparece. No es suficiente lo que te proporcionan, aunque resulte agradable el cortejo, las atenciones y la compañía. Las señales de tu propio cuerpo te indicarán cuando estés ante la persona precisa.
Las relaciones íntimo- eróticas son complejas porque tejen una red donde se anudan goce erótico, compenetración subjetiva, compromisos, complicidades, representaciones. Así también, nos vamos anudando de un modo especial, distintivo y único a la persona indicada para amar.