Todos los días hay alguna razón para conmemorar un hecho asociado de modo más o menos evidente con el bienestar humano, las relaciones interpersonales o la sexualidad en su expresión más amplia. Una de las menos conocidas es la dedicada al hombre
Nunca es tarde para ser lo que deberías haber sido.
George Eliot
Todos los días hay alguna razón para conmemorar un hecho asociado de modo más o menos evidente con el bienestar humano, las relaciones interpersonales o la sexualidad en su expresión más amplia.
Algunas de estas fechas son muy conocidas. Otras no tanto, ya sea por su novedad o porque no nos parecen tan cercanas. Entre las más populares están el Día del Amor y la Amistad y los días internacionales de la Mujer y de la Infancia. Menos conocidos son los dedicados al número Pi y a la secuencia de Fibonacci, el del Idioma y el Día Internacional del Hombre, entre otros.
Como hay miles de causas para congratularnos y el año tiene solamente 365 días, varias jornadas honran a más de un asunto a la vez. Algunos están relacionados y sus festejos se pueden combinar.
Por ejemplo, en China surgió el 11 de noviembre como Día del Soltero (por la cantidad de unos en esa fecha), pero resulta que también es el Día Mundial del Origami. Así que, si no estás de ánimo para salir sin compañía, puedes pasarte la noche en casa haciendo esas bellas figuras de papel.
El único inconveniente de esa estrategia es que muy probablemente pases el año siguiente celebrando ese día de la misma forma… Quizá sea más práctico hacer algún origami original y salir a la calle para buscar a quién regalárselo, a ver si ese gesto te garantiza una jornada más movida el próximo 14 de febrero.
El 23 de abril se celebra el Día del Idioma porque coinciden el nacimiento del inglés William Shakespeare, en 1564, y la muerte del español Miguel de Cervantes, en 1616, dos literatos devenidos paradigmas del amor romántico y abnegado.
Con esa jornada se pretende incentivar un mejor uso de la lengua para expresarnos cotidianamente y conquistar suspiros admirados… O como diría la juventud de hoy: para «descargarle» al léxico materno con propiedad y elocuencia.
Además de la amistad, una fecha simbólica enlaza a los autores de este artículo: el 14 de marzo es el Día de la Prensa Cubana y es también una jornada especial para los amantes de las matemáticas porque se celebra el Día del Número Pi (3,14) con el propósito de hacer tomar conciencia sobre la extraordinaria ubicuidad de ese número.
La elección de la fecha es evidente (mes tres, día 14), como también lo es su utilidad en el estudio de la sexualidad, si tomamos en cuenta el hábito de calcular diámetros como indicador de eficacia en varias estructuras biológicas, desde el microscópico espermatozoide hasta la versátil vagina, encargada de garantizar un buen agarre tanto en el coito como en el parto.
Lo mismo ocurre con el 23 de noviembre (1,1,2,3), destinado a honrar al matemático italiano Leonardo de Pisa (Fibonacci), a quien se debe esa sucesión numérica presente en toda obra bella, tanto de la naturaleza como de las artes humanas.
Y he aquí otra involuntaria coincidencia: resulta que el 31 de octubre, Día del Matemático Cubano, en muchos países la gente se disfraza en la Noche de Brujas (Halloween) para reírse de las cosas horrendas y muchos adolescentes se animan a proponer su primera cita. ¿Se imaginan una invitación a resolver integrales múltiples para iniciar un romance?
Para aquellos que protestan porque las mujeres tienen un día y los varones no, ya no hay más excusas: Desde 1999 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) propuso el 19 de noviembre como Día Internacional del Hombre para promover modelos masculinos positivos en la familia y la sociedad, criticar la discriminación en algunas áreas de los servicios sociales y tomar conciencia de aquellos problemas graves que afectan a esa mitad de la población, como el uso de niños en la guerra o el cáncer de próstata.
Algunos proponen incluir a las mujeres entre los malestares masculinos, pero la idea fue descartada porque usualmente ellas también crean problemas a otras féminas a cualquier edad.
Lo curioso es que a partir de 2013 esa fecha se erigió también como Día Mundial del Inodoro, en un esfuerzo de la ONU por ampliar la campaña de concienciación internacional sobre la importancia del acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento para toda la población.
No pocos han manifestado su disgusto ante tal casualidad, pero si se piensa un poco, la idea no es tan disparatada. Por una parte, el inodoro es uno de esos problemas que afectan a los hombres en el hogar (¿Hay alguno que no haya tenido problemas por no bajar la tapa? ¿O era subirla?). Y por otro lado, según la ONU, más de la tercera parte de la población mundial no tiene acceso a buenos inodoros, cifra que las mujeres hacen suya para quejarse de no tener tampoco acceso a buenos hombres.
Otras características comunes resaltan en ambas campañas: Cuando son deficientes en su labor, aumentan los riesgos de enfermedad o malnutrición, y hay mayor probabilidad de ser objeto de abusos y violaciones por falta de privacidad.
Una mujer esperaría que si tiene cualquiera de estos en su casa, y lo atiende bien, pueda usarlo cada vez que lo necesite, además de soñar con que esté limpio y funcione adecuadamente… Pero resulta que muchas veces no puede disponer de ellos porque están ocupados con otra persona y en el peor de los casos hasta se los devuelven en muy mal estado.
También ocurre que en el momento menos pensado la mujer les echa un cubo de agua fría, y es justo reconocer que, la mayoría de las veces, algo hicieron para merecerlo.
El caso es que los hay buenos y malos, pero no siempre se tiene la capacidad de escogerlos inteligentemente, así que este 19 de noviembre es un buen momento para tomar conciencia sobre su cuidado y el papel de ambos en el desarrollo, la salud y la felicidad de nuestra especie.
Y para no ser injustos en el orden a la hora de nombrarlos, terminamos felicitando a todo aquello que en un día como hoy se le puede decir: «Me gusta como te descargo».
Profesor de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana y humorista. Director del Proyecto Delta