Como en la antigua ciudad de Atenas, hoy Internet es plaza pública donde se puede opinar de todo lo humano y lo divino. El periódico villaclareño Vanguardia es un paradigma de estos debates en materia de sexualidad, amistad y amor Pregunte sin pena Sabías que...
Desde tiempos inmemoriales, la especie humana ha filosofado acerca del papel que desempeña en su vida el amor, la amistad, la intimidad, las maneras de relacionarse con personas del mismo sexo o del opuesto...
Ya sea públicamente o escudados en el anonimato, la gente busca vías para intercambiar sobre estos temas, para dar consejos basados en su experiencia, en lo leído o escuchado alguna vez... o para recibirlos.
Por cientos de generaciones, el contenido de estos debates ha sido casi el mismo, pero el formato se enriquece gracias al desarrollo tecnológico de cada sociedad, al punto de que hoy es posible «desmenuzar» al amor en la privacidad de una familia, en espacios de prensa como este, o en un foro de Internet en el que coinciden miles de personas de distintas edades, nivel cultural, latitudes geográficas o creencias.
Cada una de estas plazas virtuales, surgidas desde finales del pasado siglo, es una nueva oportunidad para el enriquecimiento espiritual de sus concurrentes, donde ejercer el criterio propio resulta todo un arte, y donde casi siempre se toman por diana los prejuicios añejos, la hipocresía, la discriminación irracional y todo aquello que nos lastra o enturbia nuestra cultura.
Como en la antigua Atenas, donde los ciudadanos acudían a las plazas para hablar todo lo humano y lo divino, el Ágora virtual que es hoy Internet ofrece foros de interés para sus navegantes. Solo en el tema de sexualidad, la cifra rebasa las 800 000 referencias en un buscador como Google, de alcance mundial.
Y aunque pueda pensarse que Cuba se queda aún atrás en esta tendencia, sitios como el del periódico digital Vanguardia, de la provincia de Villa Clara, demuestran lo contrario.
Al cierre de esta semana, ese foro ocupaba el sexto puesto en la gran lista ofrecida por Google, y sus diseñadores trabajan para hacerlo cada vez más atractivo.
Su dirección es http//www.vanguardia.co.cu/foros, y puede accederse a él aún sin conexión internacional, a través de la Intranet cubana disponible en numerosas instituciones y centros educacionales de todo el país, según explica Arturo Chang, director del periódico villaclareño y moderador del sitio.
Los miles de impactos recibidos on line dan fe de la vitalidad de este foro, mientras que de su carácter universal hablan los cientos de visitas recibidas desde países como Suecia, España, Estados Unidos y Australia, entre otros.
Y a juzgar por la forma desenfada de preguntar y por las experiencias que se narran, un alto por ciento de los comentaristas, ocasionales o asiduos, son cubanos, en buena parte jóvenes de uno y otro sexos, y sobre todo gente de mente amplia y corazón ardiente.
Diálogo sin fronteras¿Qué requisitos académicos o de cualquier tipo hacen falta para opinar sobre la fidelidad, la diversidad sexual, el machismo, el sexo en la primera cita, el modo de amarnos o aceptarnos preferido por cada quien en estos tiempos...?
Claro que ninguno. Al foro se va con la riqueza que entraña nuestra humana capacidad de sentir empatía por los demás, de comprender sentimientos y preocupaciones, de conjurar fantasmas, vencer miedos —propios o ajenos—, y probar que la subjetividad es terreno fértil para construir una mejor humanidad.
La posibilidad de usar o no el nombre real, de apoyar las ideas con caritas que enfatizan sentimientos, de citar el criterio de otros para rebatirlo o suscribirse a él, de establecer puentes personales más allá del debate, de ignorar tabúes con naturalidad y realismo, e incluso de entrar discretamente, solo a leer y reflexionar para sí, anima a los tímidos y estimula la imaginación.
Por eso estos espacios tienen personalidad, vida propia, fenómeno seriamente estudiado por antropólogos y sociólogos por constituir la Red de redes un escenario para comprender la actual búsqueda de buena parte de nuestra civilización, encaminada a sobrevivir al egoísmo y salvar el patrimonio cultural que legaremos a las futuras generaciones.
La necesidad de comunicarse, el hambre de amor del que hablara la Madre Teresa de Calcuta, misionera del siglo XX, prueba así que nuestra especie no se resigna a fronteras, establecidas a lo largo de los siglos por intereses económicos y políticos, tal como marcamos de forma ficticia el inicio y final de los días, los meses y los años.
Dialogar sin barreras sobre lo que nos une y diferencia, aguza nuestra virtud para saltar de la realidad a la abstracción y trascender luego de ella nuevamente para materializar encuentros cara a cara, como el que han convocado los seguidores del sitio de Vanguardia para las próximas semanas en la capital.
Lo importante en estos intercambios es sentir que se crece, no solo porque se aprovecha la experiencia de otros o porque se demuestra que nuestro idioma es más rico de lo que suele cultivarse en vivo cuando la gestualidad lo coarta y vulgariza, sino también porque se aprende a valorar puntos de vista muy distintos del propio, muchas veces sorprendentes, estremecedores, pero que a la larga demuestran que el amor sigue siendo el paradigma por el que alcanza su mejor sentido el acto de vivir.