En el mundo existe preocupación sobre el destino de los microplásticos, los aditivos químicos y otros productos fragmentados, de muchos de los cuales se conoce su toxicidad para la salud humana, la vida silvestre y los ecosistemas
En los últimos años la contaminación generada por los desechos de plástico aumentó notablemente, y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente prevé que se duplique hacia 2030, lo que provocará afectaciones en la salud, la economía, la biodiversidad y el clima.
Se trata de una crisis, por lo que se propone actuar rápida y coordinadamente para atajarla, sobre todo en los mares, pues es uno de los problemas ambientales más agudos que confronta el planeta.
Por esa razón, la comunidad científica cubana abraza el Día Mundial del Medioambiente, a celebrarse mañana, que en este 2023 tiene como lema global Sin contaminación de plásticos, y a Costa de Marfil como país anfitrión de la celebración.
En esta jornada se promueve toda acción que adopte la ciudadanía contra la contaminación por plásticos para transitar a una economía circular. En Cuba, especialistas de las delegaciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en el país desarrollarán encuentros con estudiantes, promotores culturales, conversatorios y espacios promocionales en los medios de comunicación masiva.
El director general de la Oficina de Regulación y Seguridad Ambiental del Citma, Jorge Álvarez Álvarez, declaró durante la primera reunión del Comité intergubernamental para la elaboración de un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, que se trataba de un foro donde Cuba defendía un convenio o instrumento balanceado, flexible con los países en vías de desarrollo y en particular con los pequeños Estados insulares.
Precisó que lo acordado allí no debe atenerse solo a medidas de prevención o control; también debe incluir mecanismos de implementación, financiamiento y acceso a las tecnologías necesarias para sustituir, manejar, reciclar e incluso eliminar los desechos por plásticos. Añadió que el bloqueo norteamericano provoca un significativo impacto en los objetivos de cualquier instrumento a aplicar en la materia.
Según fuentes especializadas, la contaminación por plástico es un problema mundial. Aproximadamente 7 000 millones, de los 9 200 millones de toneladas de plástico producidas entre 1950 y 2017, ya se convirtieron en residuos que acabaron en los vertederos o fueron arrojados al mar.
Expertos advierten que la producción e incineración de plásticos contribuye en gran medida al cambio climático. Esos residuos plásticos también ahogan nuestras vías fluviales, contaminan nuestros océanos, matan la vida silvestre y se infiltran en nuestra cadena alimentaria.
Estadísticas consultadas indican que, a la cabeza de esta triste lista, se encuentra Japón, fuente del 33,6 por ciento de los residuos identificados. Le sigue China (33,3 por ciento) y luego Corea del Sur (9,9 por ciento). Estos tres países asiáticos representan más de las tres cuartas partes de los residuos plásticos analizados e identificados.
En el mundo existe preocupación sobre el destino de los microplásticos, los aditivos químicos y otros productos fragmentados, de muchos de los cuales se conoce su toxicidad para la salud humana, la vida silvestre y los ecosistemas.
La velocidad en la cual la contaminación de los océanos está captando la atención del público es alentadora y resulta vital que aprovechemos ese impulso para lograr un océano limpio, saludable y resistente.
«El hombre inventó la bomba atómica, pero ningún ratón en el mundo construiría
una trampa para ratones». Albert Einstein