Investigadores de la empresa chilena SoluBag crearon unas bolsas de plástico soluble en agua que no dañan el medioambiente, por estar constituidas por derivados de una caliza no contaminante. Según explicaron Roberto Astete y Cristian Olivares, sus creadores, el producto se puede destruir en pocos minutos, a diferencia del plástico tradicional, que puede permanecer hasta cientos de años en el medio ambiente antes de desaparecer por completo.
En conferencia de prensa, los especialistas mostraron la solubilidad inmediata de la invención y cómo lo único que queda en el agua es carbono, que «no tiene ningún efecto en el cuerpo humano» y permite que el preciado líquido pueda ser bebido después de disueltas las bolsas.
Un fluido que si lo empujamos no se acelera en la dirección hacia la que fue empujado, sino en sentido opuesto —masa negativa—, es el más reciente descubrimiento de un grupo de científicos de la Universidad del Estado de Washington.
En su búsqueda, los expertos enfriaron átomos de rubidio a solo una fracción por encima del cero absoluto, creando lo que se conoce como un condensado de Bose-Einstein, y utilizaron láseres para atrapar los átomos de rubidio y empujarlos de un lado a otro, cambiando así la dirección en la que giran. Cuando los liberaron, estos se expandieron y algunos mostraron una masa negativa. «Con esta condición, si empujas algo, se acelera hacia ti», explicó Michael Forbes, profesor asistente de Física y coautor del estudio.
«Lo novedoso, además de que desafía la Segunda Ley del Movimiento, descrita por Isaac Newton —comentó Forbes— es el control exquisito que hemos logrado sobre esta masa negativa sin que haya complicaciones», lo que brinda una nueva herramienta para explorar las posibles relaciones entre este tipo de sustancia y los fenómenos que se observan en el Universo, como las estrellas de neutrones, los agujeros negros y la energía oscura.
Bautizado por dos investigadores australianos en la década de 1960 como petricor, esa fragancia cálida y terrenal que experimentamos cuando la lluvia golpea el suelo seco es producida por bacterias. «Cuando dices que huele a tierra húmeda, en realidad lo que estás oliendo es una molécula conocida como geosmina, que es producida por Streptomyces (un grupo de actinobacterias). Muchos animales son sensibles a su efecto, pero los humanos somos extremadamente sensibles», aseguró el profesor Mark Buttner, jefe de Microbiología molecular del Centro John Innes, en Reino Unido.
Fuente: AFP y BBC Mundo
Frase: Debemos llamar ciencia solo al conjunto de las fórmulas que triunfan siempre. Todo el resto es literatura. Paul Valéry