El mayor obstáculo para el tan ansiado elixir de la eterna juventud podría estar en nuestro propio cuerpo, al menos si se replican en humanos los resultados de un experimento realizado por investigadores estadounidenses en ratones y reseñado por la revista Nature.
Dirigidos por Jan van Deursen, de la Facultad de Medicina de la Clínica Mayo, los científicos crearon unos roedores transgénicos para los que el envejecimiento es casi una anécdota, porque los síntomas que lo acompañan —cataratas, pérdida de grasa corporal, deterioro renal y cardiaco— van mucho más lentos que en los animales normales. Incluso, consiguen vivir más y mejor, sufriendo con mayor retraso enfermedades como el cáncer, asociado a este proceso degenerativo.
Lo curioso es que, para conseguirlo, los ratones no tuvieron que seguir ningún tratamiento ni tomar ningún fármaco, sino deshacerse de células de su propio cuerpo, las llamadas senescentes (han perdido la capacidad de dividirse) que, no obstante, tienen efectos beneficiosos para el organismo, como ayudar a la curación de heridas.
Explica la publicación científica que los autores del trabajo diseñaron a los ratones de tal forma que este tipo de células pudieran ser retiradas en cualquier momento de la vida, lo que empezaron a hacer cuando cumplieron el año. Una vez concluido este proceso, y como por arte de magia, todos los problemas asociados al envejecimiento se empezaron a ralentizar.
La mala noticia es, precisamente, que este experimento solo se ha llevado a cabo en ratones y, según acotaron, estamos lejos de poder probarlo en humanos, a los que aún no se puede modificar genéticamente como a los roedores.