Hace unos días escuché al trovador Silvio Rodríguez afirmar que siempre se consideró un ser «conflictivo» desde sus años jóvenes. Para muchos, la palabra es sinónimo de «atravesa’o» o «buscador de problemas». Alguien que, en fin, es diferente a los demás y cuya opinión, a menudo, va «contra la corriente».
Esa actitud, que guarda estrecha relación por supuesto con rasgos de la personalidad, hace que el individuo en ocasiones sea visto como el «aguafiestas», el que «todo lo toma en serio», el «extremista» en determinadas situaciones… Y, por añadidura, aquel que «se abstiene u opone frente a la unanimidad»; el que hace la crítica, cuando los demás se van en alabanzas…
Pudiera seguir enumerando ejemplos, pero lo creo innecesario. Por una razón muy simple: todos sabemos qué es una persona «conflictiva».
El «sinflictivo» es todo lo contrario. Ese siempre deja pasar. El «problema» no tiene que ver con él… y si lo tuviera, no hay por qué llegar al conflicto. Es un «buena gente»… Para él, lo importante es decir lo que otros supuestamente desean oír. ¿Hay problemas con la calidad? «No importa, dice él (o ella), porque lo fundamental es que hemos hecho el esfuerzo»… ¿Hay que evaluar a alguien?: «pongámosle excelente», propone, para qué enfrentar una discusión que podría generar incomprensiones y disgustos… Concluyendo: la actitud del «sinflictivo» es pensar más en los efectos de lo que se dice, que en la causa de los problemas.
También en este caso bastan los ejemplos, porque igualmente conocemos este tipo de personas.
En ambas actitudes descubrimos a veces posiciones extremas, y todo extremismo suele ser negativo. Pero, entre una y otra, preferimos aquella que nos ayuda a ver y cambiar la realidad en sentido positivo.
Si estamos de acuerdo con la anterior descripción, entonces igualmente lo estaremos con la opinión de que ahí no termina el análisis que quizá debemos hacer. «Conflictivos» y «sinflictivos» existen de manera abundante en nuestra sociedad de hoy, y estos últimos tienden a aumentarse; mientras los primeros pudieran convertirse en seres «en extinción», si no tomamos conciencia a tiempo.
Creo honestamente que los Lineamientos aprobados por el Sexto Congreso de nuestro Partido requieren de muchas personas que no teman buscarse problemas; que si «Revolución es cambiar todo lo que debe ser cambiado…», ello implica una búsqueda de las causas del por qué no avanzamos lo suficiente y enfrentar los obstáculos objetivos y subjetivos que se interpongan; y que mientras no cumplamos los compromisos contraídos, tenemos que sentirnos insatisfechos.
Es así como, según nuestro juicio, asumimos que Cuba es Cuba no solo por su historia; sino porque siempre fue rebelde y «conflictiva» ante lo mal hecho, y es heroica porque cuando fue necesario empuñó las armas de la lucha por la independencia o los instrumentos de trabajo que nos llevaron al triunfo. No puede ser otro el mensaje que ver y enfrentar los conflictos, buscarnos problemas, y resolverlos.