La llegada de la adolescencia es una etapa importante y a la vez difícil en la vida de toda persona. En ella a veces se toman decisiones que no siempre son las correctas y que perduran en el tiempo.
Tal es el caso de aquellas jóvenes que quedan embarazadas a edades tempranas, sin percatarse del riesgo y la responsabilidad que implica.
En la actualidad esto figura como una «moda» para muchas que, al preguntarles qué harán, suelen responder muy tranquilamente: «si me embarazo, me hago una interrupción», como si fuera un juego de niños. Y es así como termina gran parte de estas gestaciones: arrancadas del útero materno.
Las consecuencias parecen no conocerlas. Las interrupciones, entre otros problemas, son un factor de posible esterilidad, así como de cáncer de ovario y cervical (en el cuello uterino) en la mujer. En el caso especial de estas menores, se suman trastornos hormonales —como es de esperar— debido a que el organismo no se ha desarrollado lo suficiente.
Desde 1993, según estudios sociodemográficos realizados en Cuba y publicados en la revista Sexología y Sociedad, se comenzó a observar un incremento en los embarazos de las adolescentes.
¿Qué fue de los estudios de la muchacha? ¿La familia la apoya? ¿Dónde está el padre de la criatura? ¿Está ella preparada psicológicamente para tenerla?
Es increíble cómo en varias ocasiones estas candidatas a madres son solteras y se encuentran en la etapa estudiantil, por lo que no tienen una estabilidad económica que sostenga la manutención del bebé que va a nacer.
También ocurre lo contrario, que la familia —principalmente la mamá de la gestante— teme porque «la niña no pueda tener más hijos», y simplemente aprueba el embarazo, consciente del riesgo que corre el futuro social y profesional de la joven.
Deberían las muchachas reflexionar entonces y pensar en cómo no llegar a una situación similar que las obligue a tomar decisiones precipitadas. El análisis de seguro conduciría a una sola respuesta: insistir en la protección.
En la mayoría de los casos, el embarazo las toma de imprevisto por descuidarse a la hora de tener relaciones sexuales. ¿Falta de información? No parece ser la culpable, pues los medios de comunicación transmiten diariamente mensajes de alerta.
Parece que en no pocos casos hay «oídos sordos». Esa es la actitud de aquellas que hacen caso omiso a los contratiempos que conlleva el embarazo precoz.
No solo la interrupción, la decisión de traerlo al mundo también tiene sus secuelas a edades demasiado tempranas: riesgo de prematuridad en el bebé, sepsis vaginal por rotura temprana de la fuente, entre otras consecuencias.
¿Cuál sería entonces la decisión correcta en estas circunstancias? Es una elección difícil.
La llegada de la cigüeña, como muchos dicen, simboliza alegría y felicidad, pero cuando viene en el momento deseado. A veces, es mejor esperar que todo ocurra a su tiempo, no quemar etapas y vivir cada pedacito de vida como se debe.