El 15 de junio la Corte Suprema de Estados Unidos anunció su decisión de rechazar la solicitud de revisión del caso de los Cinco. Esta demanda de revisión fue planteada por millones de personas de todas las procedencias alrededor del mundo, un número récord de peticiones de «Amigos de la Corte» y miles de personalidades y representantes oficiales de todos los continentes. Muchas de estas solicitudes provenían del propio interior de Estados Unidos.
Estados Unidos se jacta de que su sistema político se basa en la separación de poderes entre el ejecutivo (Presidente y Vicepresidente), el poder legislativo y el poder judicial, y de un sistema construido sobre la base de equilibrios y controles (checks and balances). Supuestamente se trata de una forma superior de democracia basada en equilibrios y controles para evitar el abuso de poder por parte de una u otra de las tres ramas que forman el gobierno.
En la Constitución de Estados Unidos, Artículo II, Sección 2, se plantea que el Presidente «...tiene el poder de otorgar alivios y perdones...». Todo indica que el presidente Obama, lejos de usar estos poderes constitucionales para liberar a los Cinco, ha mostrado claro a los jueces de la Corte Suprema que ellos deben decidir contra la revisión.
Este ha sido un caso obviamente político desde el mismo primer día. Esto se revela más claramente por la decisión de la Corte Suprema y el vergonzoso rechazo de los jueces a explicar públicamente al mundo los fundamentos de su decisión. Por supuesto que los jueces no están obligados a hacerlo de acuerdo con el sistema legal norteamericano. No obstante, en un caso como este, respecto al cual el mundo entero y muchos gobiernos están atentos, era necesaria una explicación pública.
Quizá estemos siendo testigos de una de las mayores ironías en la actual escena política internacional. Los Cinco están siendo castigados cruelmente y políticamente por sus motivaciones y actividades pacíficas antiterroristas. ¿La razón? Ellos están actuando en nombre de y apoyando al gobierno cubano.
Una de las principales acusaciones que Estados Unidos presenta contra Cuba es la falta de democracia; que ella no exhibe, entre otras cosas, un sistema político similar al norteamericano, que incluye equilibrios y controles. El sistema cubano es de hecho un sistema unificado de poder político revolucionario del pueblo, de arriba abajo y de abajo a arriba, incluido el sistema judicial, cada uno con su respectivo campo de competencia. La relación y la interacción de los diferentes niveles del sistema estatal cubano entre ellos, incluido el aparato judicial, y de todas estas instituciones con los ciudadanos, es una característica del tipo de democracia cubana.
No es necesario entrar a debatir si el sistema cubano es más democrático que el del modelo de Estados Unidos. No obstante, si uno tiene en cuenta este último episodio de la Corte Suprema, de la democracia de Estados Unidos en acción, por un lado, y mi experiencia directa y estudios del sistema político cubano por el otro, Cuba no tiene que recibir «lecciones de democracia» de parte de Estados Unidos.
Obama tiene que cambiar su posición y usar los equilibrios y controles como poderes de los que él está investido por la Constitución de Estados Unidos para liberar a los Cinco ahora. Si alguna institución en EE.UU. necesita equilibrios y controles es la decisión del 15 de junio de la Corte Suprema. (Fragmentos)
*Arnold August es escritor canadiense, miembro del Comité Internacional por la Libertad de los Cinco y del Comité Fabio Di Celmo por los Cinco de la Mesa de Concertación de Solidaridad Québec-Cuba.