El movimiento popular cuenta con ratificar en las urnas su oposición al TLC. Foto: AP Una foto publicada por el diario costarricense Al Día, corrobora las denuncias formuladas por el opositor Partido Acción Ciudadana acerca de las maneras no del todo transparentes con que el gobierno tico está tratando de convencer a la ciudadanía para que no siga rechazando el Tratado de Libre Comercio (TLC).
Un «Sí al TLC» gigantesco, dibujado en un auto, confirma la estratagema revelada poco antes por la agrupación partidista, y reseñada en artículo del sitio digital Argenpress: funcionarios del Ministerio de Transporte prometieron legalizar a 15 000 choferes de taxis llamados «porteadores» a cambio de que respaldaran el Tratado —y no solo con la promesa de su voto sino, además, haciéndole propaganda. La «solución» libró a los funcionarios de las protestas de los porteadores, quienes se habían manifestado por su certificación y, de paso, dio el banderillazo de arrancada a la campaña publicitaria con vista a una trascendente votación.
El tema es capital cuando acaba de anunciarse que será septiembre el mes para el referendo que permitirá al pueblo de Costa Rica pronunciarse a favor o en contra del Tratado. Su indispensable ratificación por el Congreso no ha podido concretarse, precisamente, como resultado de las protestas de la población. La consulta de septiembre, entonces, será definitoria. Si el pueblo dice «No», el Tratado se archiva. De ganar el «Sí», el legislativo tiene las manos libres.
Sin embargo, no todo está sobre raíles para los grupos políticos y sociales conscientes del daño que el TLC llevará a los costarricenses, y en lucha a brazo partido por frustrarlo.
El referendo, ciertamente, había sido su exigencia frente al modo inconsulto en que el gobierno suscribió con EE.UU. el Tratado subregional, conocido en inglés por las siglas CAFTA y que involucra también al resto de las naciones de Centroamérica y a República Dominicana. Pero la manera rápida en que el gobierno la instrumentará ha abocado a esos frentes opuestos al Tratado a un trabajo de concientización urgente en el resto de la población.
Según han denunciado, esta no era su propuesta de consulta, y la pretensión del ejecutivo con la celeridad impuesta al proceso es conseguir el «SÍ» utilizando su alto poder de «convencimiento» con los gruesos recursos propagandísticos que puede mover a su favor, sin dar tiempo a los otros a preparar al electorado.
Aunque los días no son muchos hasta septiembre, y a pesar del desequilibrio, el movimiento popular y social opuesto al Tratado ha asumido el reto que le dará la oportunidad de derrotar al TLC, como lo ha narrado el periódico Nación, al dar cuenta de las acciones que preparan sectores tan diversos, pero identificados con el mismo fin, como dirigentes políticos y de los sindicatos, universitarios, académicos, ambientalistas...
Redes amplias que reúnen ya a muchas organizaciones intentan acoplar su labor, como el Frente Nacional y la Coordinadora de Lucha contra el TLC; en tanto cooperativistas, líderes gremiales y hasta empresarios opuestos al Tratado trabajan juntos en lo que se ha denominado «grupos de los jueves», reportó el periódico.
Otros insisten en el trabajo «tú a tú» para dar los argumentos, directamente, a las personas, y proponen visitar 300 000 hogares en la zona urbana de la capital.
Lo que se dirime lo requiere: el referendo de septiembre será crucial.