Los acuerdos de cooperación militar entre Estados Unidos y Finlandia complejizan más las relaciones diplomáticas entre Rusia y sus vecinos. Autor: AFP Publicado: 23/12/2023 | 09:24 pm
Apenas a unos días de que concluya este convulso 2023 nuestra sufrida Tierra se complica aún más, como si no le faltaran situaciones peligrosas para la ¿estabilidad? mundial.
El Acuerdo de Cooperación y Defensa (DCA) firmado el lunes por los Gobiernos de Washington y Helsinki ha concedido a las fuerzas de Estados Unidos acceso a 15 bases militares en Finlandia, nación que comparte 1 340 kilómetros de frontera con Rusia, limite que permaneció neutral hasta que en abril del año en curso el país nórdico pasó a formar parte de la OTAN, como el aliado número 31.
El nuevo paso hace resbaladiza la línea divisoria, desde los territorios lapones del Ártico hasta las aguas del Báltico en Karelia, y notamos que el punto más al norte en ese convenio guerrero es una base de guardia fronteriza a solo 40 kilómetros de Rusia, en el pequeño pueblo de Ivalo, en los bosques de pinos hábitat de renos, donde la tradición dice que habita Papá Noel.
Foto: Agenzia nova
Ahora, con esta expansión de la estructura de la Organización del Atlántico Norte y con los uniformados del caudillo del bloque bélico en el terreno, no solo serán turistas los observadores que ronden la zona, se intensificarán las tensiones con el vecino ruso y se ratifica el vuelco en la perspectiva de la seguridad estratégica en una región que históricamente fue de equilibrio en las relaciones y hasta sumamente beneficiosas en el comercio con Rusia, el cual representaba antes del conflicto en Ucrania y las sanciones impuestas a Moscú, el cinco por ciento del PIB (Producto Interno Bruto) de Finlandia.
No hay que ser ducho en geopolítica para concluir que este convenio, que concreta la expansión de la OTAN con el armamento estadounidense en suelo finés, solo creará más problemas, bajo la premisa de acción-reacción.
Moscú respondió al próximo despliegue militar estadounidense, convocando al embajador finlandés para dejar claro que «tomará las medidas necesarias» ante «la amenaza a la seguridad de Rusia» con las advertencias de la portavoz de la Cancillería rusa, Maria Zajarova:
«Para contrarrestar las decisiones agresivas de Finlandia y sus aliados de la OTAN. La responsabilidad de convertir la zona de buena vecindad en esta región en una zona de probable confrontación recae enteramente en las actuales autoridades finlandesas».
«Es de destacar que las disposiciones del acuerdo no contienen ninguna restricción sobre los tipos (de armamento), incluidas las armas nucleares, que se utilizarán para su implementación, y tampoco colocan al contingente militar estadounidense estacionado en Finlandia fuera el espacio jurídico finlandés», citó la agencia noticiosa TASS.
La amenaza está clara, pues otros países miembros de la OTAN, como Estonia, Letonia, Lituania, Noruega y Letonia, tienen ya acuerdos bilaterales con Estados Unidos, mientras Dinamarca y Suecia están en conversaciones similares.
Aunque Finlandia entró en la OTAN bajo el mandato de Sanna Marin, del Partido Socialdemócrata, el contexto de este acuerdo se da con la jefatura del conservador Petteri Orpo, del Partido Kkoomus, quien tomó posesión a mediados de año al frente de una coalición de cuatro organizaciones políticas, entre ellas el ultraderechista Partido de los Finlandeses, lo que fue considerado un importante giro político del país, al punto que Euronews señaló que el actual Gobierno está considerado «el más de derechas de la historia reciente del país nórdico».
Sin embargo, las críticas al documento suscrito —que debe ser llevado a su aprobación por el Parlamento—, también le han llegado desde el ámbito nacional, pues varios expertos argumentan que Finlandia está renunciando a parte de su soberanía, mientras que no hay ningún debate público sobre este tema.
Tienen razón, pues con la membresía en la OTAN y lo firmado esta semana por Washington y Helsinki, Finlandia abandona totalmente una casi centenaria política de neutralidad, que contribuía al equilibrio y la tranquilidad en el este de Europa.
Ya lo advirtió el presidente Vladímir Putin en abril, cuando la bandera de Finlandia ocupó un asta frente a la sede de la OTAN en Bruselas y lo ratificó nuevamente ahora: «No había problemas, pero ahora los habrá».