«Nos podrán robar la tierra, pero nunca la identidad, la sonrisa y menos el baile», aseguró la joven palestina Areej Alkhaulaga antes de iniciar junto a su hermana una danza tradicional de su país, que le dio fin al acto político-cultural de solidaridad con Palestina que tuvo lugar este lunes en el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP). Ambas estudian Medicina en Cuba, para regresar, luego de graduadas, a ayudar a sus compatriotas.
La actividad se desarrolló con motivo de los 68 años de la Nakba, catástrofe palestina que marcó la expulsión del pueblo autóctono de la zona a manos de los israelíes, así como en conmemoración del aniversario 41 del Día del Prisionero Palestino y contó con la presencia de Zahira Kamal, secretaria general de la Unión Democrática Palestina (FIDA).
Kamal, primera mujer elegida para dirigir un partido en su país y la cuarta en todo el mundo árabe, describió la difícil situación de su nación, en particular de los refugiados, tanto los que padecen esta condición en el extranjero como en su propia tierra, pues dos tercios de la población de Gaza y un tercio de la de Cisjordania viven en campamentos.
«Nuestra causa es una causa política, con una profunda proyección humanitaria, lo que necesita son decisiones políticas y requiere que todos los líderes mundiales cumplan su compromiso con ella», comentó tras expresar los variados tratados internacionales que ha violado Israel, Estado que desde 1995 debía haber abandonado los territorios palestinos.
Las violaciones de los derechos humanos se extienden a las cárceles israelíes, donde más de 7 000 prisioneros sufren prisión, algunos de ellos por 20 años y sin causa probada. 375 no alcanzan los 15 años y 120 son mujeres, agregó la luchadora, quien también padeció tras las rejas sionistas.
En tanto, Kenia Serrano, presidenta del ICAP, resaltó la necesaria solidaridad mundial a favor de los derechos del pueblo palestino, al tiempo que agradeció el apoyo que siempre le ha brindado Palestina a Cuba.