Al retomarse este lunes el vigésimoprimer ciclo de diálogo del Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), el grupo guerrillero mostró su desconfianza por el espionaje de los servicios de la inteligencia militar y policial colombiana que —dirigidos por la CIA— considera ha afectado al proceso de paz.
Pablo Catatumbo hizo público el comunicado de la insurgencia, que condena también el atentado, el pasado domingo, contra los candidatos a la presidencia y al Congreso por la Unión Patriótica (UP), Aída Avella, y Carlos Lozano.
Ante el escándalo de las chuzadas (como se le llama en Colombia), revelado por la revista colombiana Semana, el delegado insurgente afirmó que la inteligencia militar pretende, a través de sus escuchas ilegales a la delegación de paz de las FARC-EP, disuadir de la búsqueda del entendimiento con asesores y amigos de la reconciliación y frustrar el anhelo nacional de paz.
El comunicado también aludió a la corrupción que por estos días envuelve al ejército colombiano, y cuestionó el papel del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, ante el flagelo.
Sobre este tema, el representante gubernamental a la mesa de diálogo, Humberto de la Calle, argumentó que las «permanentes descalificaciones a personalidades y ex presidentes tampoco son el propósito de estos diálogos y crean un pésimo ambiente entre los colombianos para avanzar en los esfuerzos de paz».
Las FARC-EP exigieron, además, una investigación que esclarezca el atentado a los candidatos de la UP ocurrido en Arauca.
Avella, quien salió ilesa, pidió una reunión urgente con el presidente Santos y llamó al país a movilizarse el próximo viernes contra la violencia política.