El presidente Rafael Correa denunció la violación del territorio ecuatoriano por las fuerzas militares de Colombia. QUITO y BOGOTÁ.— El gobierno de Ecuador negó tajantemente cualquier vínculo con las FARC y rompió este lunes relaciones con Colombia, decisión adoptada «frente a la evidente violación de la soberanía nacional y de la integridad territorial del Ecuador, y de las muy graves acusaciones contenidas en el comunicado difundido en esta fecha por la Presidencia de Colombia —que insinúa acuerdos entre las FARC y el Gobierno del Ecuador— así como por las aseveraciones cínicas y temerarias del general Oscar Naranjo, director de la Policía Nacional de Colombia», aseveró un comunicado de la Cancillería ecuatoriana citado por ANSA.
Según la secretaría de Comunicación de la Presidencia, la determinación se dio tras «descubrir la realidad de los hechos que ocurrieron en la provincia de Sucumbíos en la que murieron varios integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), entre ellos Raúl Reyes».
El presidente Rafael Correa anunció el rompimiento durante la reunión ampliada con su gabinete ministerial.
En tanto, en Colombia, el director de la Policía de ese país, Oscar Naranjo, daba a conocer fotografías de presuntos documentos ocupados en las computadoras del comandante insurgente Raúl Reyes, y levantaba nuevas acusaciones contra los gobiernos de Ecuador y Venezuela que, según distintos analistas, hacen más crítica la situación en torno al bombardeo que segó la vida del líder guerrillero.
Subiendo el tono a las acusaciones contra Caracas a tenor con las informaciones que publicó el diario colombiano El Tiempo, Naranjo aseveró este lunes que entre la documentación supuestamente incautada hay cartas que probarían el financiamiento de Caracas y, específicamente, del presidente Hugo Chávez, a las guerrilleras FARC de Colombia, y habló de «una alianza».
El vicepresidente de Venezuela replicó de inmediato y dijo que estaban acostumbrados a las mentiras del gobierno colombiano, según publicó El Tiempo este lunes.
En su habitual programa dominical, Chávez había denunciado la incursión de las tropas colombianas en Ecuador, donde ultimaron a Reyes y a una veintena de insurgentes mientras dormían, y anunció el reforzamiento de la frontera común así como el retiro de su embajador de Bogotá en solidaridad con el vecino Ecuador, cuya soberanía fue hollada por las tropas de Colombia, al tiempo que advertía sobre el peligro que una acción de esa naturaleza suponía para la unidad y la seguridad de la región. La Asamblea Nacional venezolana anunció sesiones este lunes.
Ecuador amaneció con la reunión urgente de su Consejo de Seguridad Nacional (COSENA), convocada por el presidente Rafael Correa para evaluar las relaciones con la nación vecina. Según reportó el diario ecuatoriano El Comercio, la cita se celebró a puertas cerradas y duró cinco horas tras las cuales el ministro de Defensa, Wellington Sandoval, reiteró el rechazo a las acusaciones colombianas y las calificó de «descabelladas». «No hemos tenido ni tendremos ninguna vinculación con las FARC», aseveró, e insistió en que el ataque que puso fin a la vida de los insurgentes se realizó en territorio ecuatoriano, mientras aquellos dormían.
El presidente Correa, dijo el diario, ya había decidido la expulsión del embajador colombiano en Quito y llamó a consultas al representante diplomático ecuatoriano en Bogotá, tras presentar una enérgica protesta ante el gobierno de Álvaro Uribe al denunciar la manera inconsulta en que el ejército de ese país entró y bombardeó suelo ecuatoriano, lo que calificó como «la peor agresión que ha sufrido Ecuador por parte de Colombia».
Soldados ecuatorianos arriban a Angostura, en la frontera con Colombia, para evitar nuevas violaciones de su soberanía. Foto: AP Correa rechazó que, con el pretexto del combate a lo que ellos (Colombia) llaman terrorismo, se implanten doctrinas y prácticas inaceptables de irrespeto a la soberanía de los estados.
«No hay justificación alguna para una acción militar foránea en nuestro territorio», independientemente del motivo que fuera, apuntó.
En otras declaraciones, también el viceministro ecuatoriano de Defensa, Miguel Carvajal, calificó de patraña las acusaciones de Colombia sobre supuestos vínculos de esta nación con las FARC, y dijo que tales mentiras agravan aún más la crisis entre ambos países. El vicetitular subrayó que los relevos efectuados en la frontera común son normales en esta administración, reportó PL.
También el coronel (en retiro) Jorge Brito alertó sobre las continuas mentiras del presidente colombiano y su gobierno en torno a los últimos acontecimientos, señaló la agencia.
«Primero Uribe dijo que sus tropas no entraron a este territorio, lo cual no fue cierto, después mintió al Jefe de Estado ecuatoriano y ahora trata de engañar al mundo con este presunto vínculo entre Correa y las FARC», afirmó.
«Creo que ante la actitud ecuatoriana de reclamar solidaridad internacional, por la agresión sufrida, Bogotá busca ahora justificar lo injustificable», concluyó.
También se reportaron protestas ante la embajada de Colombia en Quito, donde se coreaban consignas contra la violación territorial de Ecuador.
Despachos de prensa dieron cuenta igualmente de las declaraciones del titular de la ONU, Ban Ki-moon, quien se manifestó preocupado por los acontecimientos, en tanto se anunciaba que la OEA se reunirá este martes para analizar la situación.
Por su parte, Washington reaccionó dando otra prueba de su cinismo. Según reportó el corresponsal allí de El Tiempo, el vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack, pidió «moderación» a Quito y Bogotá, y dijo que «exhortaría» a Venezuela a «trabajar constructivamente» con Colombia.
Sin embargo, la presencia de asesores y «contratistas» de EE.UU. en Colombia es considerada como el principal elemento desestabilizador en la zona, además de constituir una amenaza para la región y, fundamentalmente, para el gobierno bolivariano de Chávez. Para no pocos analistas, precisamente es Estados Unidos quien atiza la guerra en Colombia, para de justificar la presencia de sus bases y halcones en la nación andina.
La acción llamada por muchos «asesinato» que puso fin a la vida de Reyes se produjo en un momento en que la posibilidad de un canje humanitario parecía más cerca que nunca con la liberación incondicional por las FARC de algunos de los políticos en su poder, y no pocos han estimado que acabar con su vida significa un golpe a la paz.
A pesar de ello, sin embargo, en su primer comunicado sobre los hechos, la dirigencia guerrillera ratificó su voluntad de canje y a favor de una salida negociada a la guerra.