«He sido fiel a mi palabra», sentenció este lunes el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al dar por concluida la legislatura y convocar elecciones generales en el país europeo para el 9 de marzo.
A decir verdad, y en cuanto a algunas de sus propuestas, al gobernante socialista no se le puede acusar de incongruencia, pues no más acceder al poder en abril de 2004, cumplió su promesa de retirar de Iraq a las tropas españolas, embarcadas por José María Aznar en la caprichosa aventura de su socio texano (si bien los militares ibéricos están hoy en Afganistán, que es más o menos el mismo volcán, y nadie autorizó a invadir ese país en 2001).
De igual modo, Zapatero no dio largas a ideas tan polémicas como la aprobación del matrimonio homosexual, que tan agrio debate suscita, dadas sus graves consecuencias de orden moral y de atentado contra la familia clásica.
Esta y otras decisiones han sido aprovechadas como estandarte de guerra por el derechista Partido Popular, que «en la concreta», en buen decir cubano, tampoco ha hecho nada para ser considerado el «adalid» de la tradición y los buenos valores en la sociedad española, pues se ha quedado de manos cruzadas ante ideas similares. Días atrás, al ser preguntado sobre si eliminaría el matrimonio entre personas del mismo sexo, Mariano Rajoy, jefe de los populares, dio la evasiva. Entonces, ¿con los indios o con los cowboys?
Pues bien, si algo no ha faltado en esta legislatura, es justamente pretextos para un elevadísimo nivel de aspereza entre las dos mayores formaciones políticas. El PP ha hecho una oposición muy destructiva, descalificando desde la reforma al estatuto de autonomía de Cataluña, aprobado por el PSOE, hasta las tentativas de alcanzar la paz en el País Vasco, para lo cual Zapatero inició contactos exploratorios con el grupo armado ETA, por desgracia frustrados tras el atentado de los separatistas en el aeropuerto madrileño de Barajas, el 30 de diciembre de 2006.
El jefe del gobierno español echó mano este lunes a lo que estima como sus logros: un superávit público del dos por ciento, tres millones de empleos más, refuerzo de la seguridad interna con 14 000 nuevos agentes, cheques de 2 500 euros por cada niño que nazca, como vía para paliar el envejecimiento demográfico; ayudas para los jóvenes que deseen alquilar una vivienda, etcétera. Con todas estas flechas en la aljaba, instó a los ciudadanos a votar el 9 de marzo, y a otorgarle al PSOE una mayoría más amplia.
Si se la dan, Zapatero tendrá que saber que en el segundo tiempo debe mejorar marcas. Por ejemplo, el hecho de que España haya dedicado el 0,5 por ciento del PIB como ayuda al desarrollo de los países pobres —algo citado con orgullo por él— no deja de ser ridículo, como ridículo es el porcentaje de al menos 0,7 por ciento pedido por la ONU con tales fines. ¿Le costará mucho a un país en tanta bonanza cumplir algún día con esta mínima meta?
En cuanto a la vivienda, el periodista español Pascual Serrano refería hace pocos días que en su país existían unas dos millones de ellas absolutamente vacías. Como la escasez de recursos no es el problema, ¿hará algo el PSOE para atajar la especulación que hace de España uno de los países europeos con más escandalosas tasas de alquiler?
Por último, la brutalidad policial. La pasada semana se conocieron terroríficos testimonios de tortura, padecida por dos ciudadanos vascos a manos de agentes del orden. En noviembre, Amnistía Internacional dijo que la policía española «está cometiendo impunemente reiterados actos de tortura», y que no se trataba de casos aislados, de lo cual ofreció suficientes ejemplos.
Resulta paradójico que ello ocurra bajo un gobierno que se titula «obrero» y «socialista», por lo que en una eventual «segunda parte» deberá estar más atento a erradicar tales fenómenos. La violencia en lo oculto enferma a la sociedad.
Llega ahora el tiempo en que los vientos de los sondeos soplarán con más fuerza. Hasta hoy, el PSOE aventaja al PP, y Zapatero a Rajoy en un contexto más personal. Pero el socialista se encoge de hombros: «Después del día 9 de marzo ya valoraré todas las encuestas», aseguró.
El pistoletazo está dado. España observa...