L.A.: Hace seis meses, terminé una relación de un año y medio, después de enterarme de su infidelidad. En este tiempo, he intentado rehacer mi vida con dos jóvenes diferentes, sin durar más de un mes, debido al persistente recuerdo de aquel. Él comenzó otra relación, pero me ha seguido llamando y ha mantenido el contacto conmigo. Quiere que lo perdone y volvamos. El problema es que ya nada es igual, y mis padres se oponen a que comience nuevamente. Sin embargo, no sé cómo olvidarlo y comenzar otra relación. Quisiera que me ayudaran, pues siento que me estoy volviendo loca.
Los recuerdos persistentes contienen lo que tanto te satisfizo, cuya ausencia te enloquece. La relación no ha terminado a pesar de la separación física, porque a ella te une ese goce que no vuelve a encontrar en quién volcarse. Más que decidir volver o continuar separados, has de identificar eso que te falta en esas otras relaciones y encontraste en él.
Cada uno de nosotros busca determinadas satisfacciones en la pareja, aun sin saberlo. Se vive sujeto a determinadas exigencias que lo llevan a enlazarse eróticamente con un tipo de personas, en ciertas circunstancias. Por eso somos selectivos, incluso cuando de sustituir amores se trata.
Ya nada es igual a tu ilusión primera. No tienes que retornar, puedes esperar a que llegue alguien tan significativo como él. No obstante, has de advertir que luego de cierto tiempo de ensoñación intensa, las relaciones se tornan diferentes a la imagen onírica que de ellas nos forjamos. Nunca faltan tropiezos que nos hagan despertar, para encontrar nuevas maneras de arreglarnos con lo que sin ser igual, persiste.