Y.M.: Hace aproximadamente tres años tenía una relación con una mujer algo mayor que yo. Discutíamos mucho por cualquier cosa y en ocasiones nos separábamos, sin pasar de los 15 días pues no podíamos vivir el uno sin el otro. Siempre terminábamos en que yo debía tener un hijo y ella ya no puede tener más. Nos amamos, pero ella piensa que perdemos el tiempo, pues dice que en algún momento yo debo crear mi familia. Para mí es la mujer perfecta. ¿Qué usted me sugiere en este caso? He pensado en no tener hijos pero sé que no lo acepta y siento que la estoy perdiendo. No quiero renunciar a esta felicidad. Tengo 30 años.
En el amor se decide sabiendo que no todo depende de nuestra voluntad, pero se prefiere lo elegido porque entraña una «felicidad» a la que no se quiere renunciar. Si finalmente esta mujer es la elegida por ti, tendrás que hacer algo más que permanecer en el lugar de la duda y postergación de una decisión que de hecho, ya has tomado.
Decidir respecto a ser o no «padre» incluye apostar por lo que prefieres. Nada garantiza que el amor perviva, ni que puedas criar a tus hijos en unión familiar después de tenerlos. Pero la claridad de lo preferido permite determinar el próximo paso.
Por otro lado, habrá que discernir si para ella la relación representa felicidad, como para ti, aunque haya decidido cortar. ¿Será esta separación expresión de una determinación responsable o su deseo de reavivar el vínculo luego de otros 15 días? ¿Estará el asunto de los hijos ocultando otros motivos suyos para romper? ¿Qué harías entonces?
Si a pesar de todos tus intentos ella insiste en separarse, quedas sabiendo aquello que te hace feliz para buscarlo y reencontrarlo en otro lugar.
Otro elemento para analizar sería la relación de esa felicidad con las discusiones y separaciones de ella. ¿Ya has identificado a qué le atribuyes la razón de tu elección actual?