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Poliamor, opción renovada

Aunque el término poliamor suena a moda, en realidad lleva siglos tejiendo historias de relaciones diferentes a las defendidas en los cuentos de hadas

Autores:

Mileyda Menéndez Dávila
Taymi García

El amor nos vuelve buenos. No importa a quién amemos. Isabel Allende, escritora chilena

Aunque el término poliamor suena a moda, en realidad lleva siglos tejiendo historias de relaciones diferentes a las defendidas en los cuentos de hadas. La posibilidad de amar a más de una persona con el consentimiento y la sinceridad como pilares suele despertar curiosidad o incomodidad, según los prejuicios de quien lo valora; y para quienes lo practican, las satisfacciones no están exentas de retos.

Si buscamos una definición rápida, podríamos decir que poliamor es la capacidad de establecer varias relaciones afectivas y eróticas simultáneas, basadas en la transparencia y un acuerdo flexible. Pero eso no basta. Poliamor no es «libertinaje» ni infidelidad organizada. Es un acto de construcción emocional colectiva donde el amor no se divide, se multiplica.

Según Jessica Fern, autora de Polysecure, el poliamor no solo expande las posibilidades afectivas de forma madura, también desafía los moldes tradicionales, llama a reinventar los pactos y mira el amor desde la abundancia, no desde la carencia.

Diversidad, también en Cuba

En nuestro país, donde el romanticismo tradicional suele ir de la mano con la exclusividad, hablar de poliamor sigue siendo casi un tabú. Sin embargo, las cosas van cambiando en lo cultural, lo vivencial y hasta en lo legal.

La aprobación del Código de las Familias en 2022 abrió un espacio para pensar relaciones que no encajan en la supuesta normalidad, vista como lo más frecuente. Desde los cafés habaneros hasta los debates en redes sociales, cada vez son más quienes cuestionan las viejas reglas del amor, y aunque se contemple el matrimonio y la unión formalizada para dos, algunos ven en la posibilidad de firmar acuerdos nupciales una puerta para proteger a ese tercero incorporado.

Estudios recientes del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) muestran que las relaciones no monógamas consensuadas empiezan a encontrar su lugar en la diversidad afectiva cubana. «Es como aprender otro idioma del amor», dice una joven habanera que comparte su vida con dos personas. Según reconoce, al principio no le resultó fácil porque nadie nos prepara para esa posibilidad desde la infancia, «pero vale la pena cuando se hace desde el respeto y el cariño auténtico».

Un hombre de 58 años contó a Sexo sentido que luego de vivir 26 años de matrimonio heterosexual, con demasiadas mentiras y sombras, resonó con una pareja de hombres y asumió su nuevo estilo de vida con entusiasmo, ilusión y respeto familiar, aunque no todos entendieran el arriesgado paso.

En su opinión, esta no es una decisión festinada: debe partir de la responsabilidad y la voluntad de construir nexos sanos. Como en las relaciones de dos, y hasta en el celibato, porque el asunto no está en los números, sino en el amor que tienes para ti y para dar a quienes te importan.

Como cualquier otra forma de relación, el poliamor tiene sus ventajas y desafíos, advierten especialistas de varias latitudes. Entre las primeras se inscribe la ruptura de la dependencia hacia una sola persona como proveedora
de todas nuestras necesidades afectivas, eróticas y prácticas; el fomento de una comunicación honesta y profunda en todo momento y la creación de redes de apoyo afectivo más amplias.

Como desafíos podemos contar los celos, anclados en el modelo tradicional de amor para dos y fidelidad autoimpuesta, que no desaparecerán por arte de magia: hay que aprender a gestionar los temores y organizar el tiempo para la convivencia y el placer sin la competitividad de las relaciones inmaduras.

Además, esta práctica enfrenta aún muchos estigmas sociales. Aunque pasen los años, no faltará quien cuestione tu capacidad parental o profesional, tus valores y virtudes basados en tus elecciones amorosas, ante lo cual es importante reaccionar con madurez y ejercer los derechos de manera educativa y respetuosa para transformar esos estereotipos, no reforzarlos.

¿Cómo empezar?

Si sientes que el poliamor podría ser para ti, recuerda que no hay recetas únicas. Cada relación es un universo y no todas llegan por el mismo camino. Algunas parejas eligen a conciencia abrirse a un tercero y buscan el adecuado de conjunto. En otras, uno de los integrantes se enamora de alguien más y procura incorporarlo a su dinámica de pareja de modo beneficioso para todos. 

En cualquier caso, no debe confundirse una trieja o comunidad amorosa con un trío erótico ocasional o un triángulo amoroso por engaño. La estabilidad en la convivencia práctica (o al menos espiritual) es uno de los requisitos del poliamor, así como la transparencia y el equilibrio, ajustado a las características y necesidades de cada relación.

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