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¿Qué los diferencia de los nazis?

El presidente Donald Trump, junto al gobernador de la Florida, Ron de Santis, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, han inaugurado un campo de concentración para inmigrantes irregulares símbolo desde ya de un sadismo extremo de ese bando de odiadores que se está apoderando de Estados Unidos

Autor:

Juana Carrasco Martín

 

Los humanos son la gloria y la escoria del universo. Así nos definió el filosofo francés Blaise Pascal en 1658. Este 1ro. de julio, en una remota área del Parque Nacional de las Everglades, el vasto humedal o pantano de la península de la Florida, hábitat natural de una peligrosa fauna de caimanes, cocodrilos y pitones, el presidente Donald Trump, junto al gobernador de la Florida, Ron de Santis, y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, han inaugurado un campo de concentración para inmigrantes irregulares, la prisión Alligator Alcatraz (Alcatraz Caimán), símbolo desde ya de un sadismo extremo de ese bando de odiadores que se está apoderando de Estados Unidos.

Solo les bastó una semana para construirlo en una lejana pista de aterrizaje —porque son remolques y tiendas de campaña donde podrán encerrar hasta 5 000 personas—, y durante ese lapso, las burlas despiadadas para quienes recibirán allí una reclusión indefinida, estuvieron presentes en sus redes sociales, la Truth Social del presidente en primera línea, aderezadas con declaraciones a los periodistas antes de partir desde la Casa Blanca para el infesto lugar.

«Les vamos a enseñar a huir de un caimán. No corran en línea recta, corran así», dijo Trump a la prensa y lo demostraba haciendo zig zag con la mano, para que vieran cómo deberían correr los migrantes, y la descripción en un reportaje de France 24 afirma que el Presidente mostró una ligera sonrisa y agregó: «Tus posibilidades (de escapar) suben alrededor del uno por ciento». No estarán solos los saurios en su tarea de vigilancia, el gobernador De Santis aporta cien efectivos de la Guardia Nacional…

La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, explícita y más seria, aunque satisfecha, ya les había adelantado algo: «Solo hay un camino para entrar y la única salida es un vuelo de ida. Es un lugar aislado y rodeado de fauna peligrosa y un terreno implacable» (…) «Esta es una forma eficiente y económica de ayudar a llevar a cabo la mayor campaña de deportaciones masivas en la historia de Estados Unidos».

En la cuenta en X del Departamento de Seguridad Nacional una imagen de caimanes con gorras del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) —el cuerpo represivo transformado en Gestapo trumpiano—, les sirvió para promocionar el centro, y en la cuenta de la Casa Blanca aparece Trump con esos aligátores de fondo y con uno de sus lemas para esta embestida agresiva contra los inmigrantes a quienes tilda a todos de delincuentes peligrosos: Make America Safe Again.

Dice un reportaje de France 24 que el Partido Republicano de Florida vende ropa y fundas para latas de cerveza con imágenes de esos saurios de mordida letal, lo que no es de extrañar, por algo en muchos lugares de Latinoamérica y el Caribe le llamamos «caimán» a cualquier persona hábil y sin principios en los negocios o en asuntos relacionados con el dinero.

Posiblemente logren eficiencia en esa jaula de muerte, que se dice ideada por el fiscal general de Florida, James Uthmeier, ex jefe de gabinete del gobernador y jefe de su fallida campaña cuando aspiraba a la presidencia, pero nada de económica —al menos para los contribuyentes en los que están incluidos la enorme masa de inmigrantes que trabajan en Estados Unidos—, pues se calcula que el complejo del Aeropuerto de Entrenamiento y Transición Dade Collier, cerca de Ochopee, costará 450 millones de dólares anuales. También se vislumbra que le hará competencia en poder a las cárceles de Bukele en El Salvador.

Intimidando a la población latina de florida

Este círculo del dantesco del infierno de Trump quizá pretenda que también le sirva como elemento persuasivo y amedrentador en un estado donde un cuarto de la población está conformada por inmigrantes o hijos de inmigrantes latinos, cuando ya se calcula que a nivel federal han sido detenidos por el ICE unas 56 000 personas. En el caso de Florida, donde viven aproximadamente uno de cada diez latinos en Estados Unidos, muchos son cubanos, venezolanos y haitianos; tres de los grupos nacionales que Trump anunció que deportará en número de medio millón.

Para los inmigrantes cubanos, el lunes 30 de junio, el casablanquino les dio un agrego especial en el despiadado Memorando Presidencial de Seguridad contra Cuba, que refuerza aún más la agresión y el bloqueo económico para castigar al pueblo cubano y obstaculizar nuestro desarrollo intentando provocar el derrocamiento de la Revolución y violando los derechos humanos doblegarnos como nación. Revocó la llamada política de «pies secos, pies mojados» que les permitía entrar y residir en EE. UU. si tocaban tierra.

Los planes aprobados por el Departamento de Seguridad Nacional para Alligator Alcatraz permitirán que la nueva instalación retenga a inmigrantes arrestados en Florida, así como transferencias de oficiales que les hagan el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos.

Represión y sadismo van de la mano en este Gobierno fascistoide que a diario impone medidas que disminuyen la diferencia que pudieran tener con las más crueles políticas hitlerianas de racismo y exclusión.

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