Le había pedido cuatro o cinco veces que me besara, pero ella se negaba. Cuando me había dado por vencido, estrujó sus labios contra los míos. No supe qué hacer, solo cerré los ojos y me dejé llevar. Luego me dijo que yo besaba bien y de seguro había besado antes a muchas chicas. Le respondí que sí. Tiempo después supe que ese también fue su primer beso. (William Gaspar Álvarez, 24 años).