Expertos cubanos reflexionaron recientemente sobre avances y retos de la isla caribeña ante el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres
«La ciencia es la aceptación de aquello que funciona y el rechazo de aquello que no.
Para eso se necesita más coraje que lo que uno piensa».
Jacob Bronowski
La necesidad de aliarnos para contribuir, desde el conocimiento científico, a la conservación de las poblaciones, tanto de la flora, como de la fauna terrestre, marina y dulceacuícola cubanas, trascendió en la reunión celebrada en la Universidad de La Habana con motivo de los 50 años de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
En el panel Especies cubanas en CITES. ¿Cuánto hemos avanzado y hacia dónde vamos? comparecieron reconocidos expertos nacionales de varias organizaciones e instituciones científicas, de regulación y de gestión, quienes disertaron sobre la temática, y ofrecieron una rápida e ilustrativa panorámica de la situación en el país, además de acotar aspectos claves del funcionamiento de la Convención.
Abogaron los presentes por fortalecer las acciones de comunicación para la educación ambiental, empezando desde edades tempranas, y logrando la inclusión de todos en la sociedad en el empeño por cuidar nuestro entorno natural.
Un punto álgido en el debate fue el relacionado con la urgencia de desarrollar acciones para mitigar el tráfico ilegal en grupos emblemáticos de nuestra biodiversidad tales como las tortugas marinas, los tiburones y rayas, los corales y gorgonias, los cocodrilos, las aves, los reptiles terrestres, los moluscos (Polymitas), así como representantes de la flora amenazada.
Para ello, en un sentido multidisciplinario, deben converger las estrategias de enfrentamiento con rigor, como sucede en frontera, gracias a la labor de la Aduana General de la República, al amparo de las legislaciones sobre medio ambiente en el país.
Cuba es, además, signataria de acuerdos y convenios internacionales como el Convenio de Diversidad Biológica desde la Cumbre de Río en 1992, la Convención de Especies Migratorias, el Protocolo relativo a las Áreas y la Flora y la Fauna Silvestres Especialmente Protegidas de la Región del Gran Caribe, el Protocolo de Nagoya sobre el acceso a los Recursos Genéticos y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización.
Todo ello evidencia el interés y el compromiso del Estado cubano por la protección de sus recursos naturales, y en especial de la flora y la fauna del país y la región.
Quedó inaugurada además en la sala del Museo de Historia Natural Felipe Poey de la Universidad de La Habana, una muestra transitoria sobre especies cubanas de la fauna y la flora listadas en CITES, donde se incluyen algunos especímenes decomisados por las autoridades regulatorias.