Su arte trascendió generaciones y se mantendrá en el corazón del pueblo cubano. Autor: La Jiribilla Publicado: 31/03/2025 | 10:12 pm
La comunidad artística cubana se encuentra de luto tras la partida física de Silvina Fabars Guilall, una de las figuras emblemáticas de la danza folclórica en nuestro país. Su legado, marcado por la pasión y el amor hacia nuestra cultura, perdurará en la memoria de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y disfrutar de su arte, según reseñó La Jiribilla.
A la edad de 14 años se incorpora a las fuerzas del Ejército Rebelde, por lo que al triunfo de la Revolución recibió varias condecoraciones y honores por su valentía y tenacidad en esta etapa de lucha. Silvina fue fundadora de los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y las Milicias Nacionales.
La pasión por las tradiciones afrocubanas, la danza y los cantos la acompañaron desde muy niña. En 1959 se incorpora al naciente Conjunto Folklórico de Oriente, siendo una de sus fundadoras, cuya permanencia se extendió hasta 1965.
En 1966, se encuentra con el destacado dramaturgo Eugenio Hernández Espinosa, con quién entabló una sincera amistad y trabajaría en más de una ocasión. Hernández Espinosa le comentó sobre la convocatoria del Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, y así entra a la emblemática agrupación, en la que llegó a convertirse en una virtuosa bailarina, alcanzando una de las primeras categorías en la compañía.
Su solo en el Ciclo Congo y el personaje de Oshún en la puesta en escena de María Antonia, dirigida por Eugenio Hernández Espinosa y Roberto Blanco, entre otros roles, le valieron convertirse en primera bailarina del Conjunto, donde participó en las grandes obras del repertorio de estos años fundacionales. En 1970 realizó su primera gira internacional por seis países y hasta la fecha acumuló 71 giras por 92 países.
A lo largo de su carrera, Silvina fue una ferviente defensora de la cultura cubana. Impartió talleres y estuvo muy cerca de las escuelas de arte y del ámbito comunitario para enseñar a las nuevas generaciones sobre la danza y la música folklórica, asegurándose de que el legado cultural de Cuba se mantuviera vivo. Fabars en su despliegue pedagógico integró el claustro de la Escuela Nacional de Arte. Participó en el asesoramiento a las Escuelas de Instructores de Arte e impartió clases magistrales a todas las Compañías folklóricas del país.
Fue miembro del Consejo de Expertos de las Artes Escénicas, miembro del Comité Provincial del Sindicato de la Cultura y delegada a los congresos de este Sindicato, también a los de la Central de Trabajadores de Cuba y a los congresos de la Uneac. Fue miembro del Tribunal Nacional de Evaluación y fungió como especialista en el Consejo Nacional de las Artes Escénicas.
A lo largo de su vida, recibió múltiples distinciones y reconocimientos, entre las que destacan la medalla Alejo Carpentier, otorgada por el Consejo de Estado; la Orden por la Cultura Nacional; la condecoración de Vanguardia Nacional del Sindicato de la Cultura y el Premio Nacional de Danza en 2014.
Se informará oportunamente por medios oficiales el homenaje a esta gran mujer de nuestra cultura cubana.