Si realmente es muy meritorio que Cuba sea uno de los 32 países en el actual Campeonato Mundial femenino de balonmano, hay que tener los dos pies bien puestos en el suelo cuando se le exija a la selección nacional ganar al menos un partido durante su paso por la fase de grupos en Stuttgart, Alemania. Si tiramos de la historia, veremos que nuestro país no ha triunfado nunca en las etapas preliminares de cuatro ediciones y en esta versión el panorama luce igual de difícil.
Para la tropa de Jorge Luis Coll el estreno en la Porsche-Arena no fue diferente a lo que recogen los anales. Su primer contrario fue uno conocido de algunos certámenes en nuestro continente, Brasil, cuyas jugadoras demostraron su superioridad ante las antillanas en un compromiso finalizado con marcador de 20-41.
Las cubanas buscaron las maneras para mantener el choque relativamente cerrado en los 30 minutos iniciales, algo visible en el tanteador de 13-18 al término de la primera mitad. Pero ya en el segundo tiempo la defensa de la Isla hizo agua, y unido a otros factores como continuas pérdidas de balón, la diferencia fue ampliándose, hasta quedar en 7-23.
La líder ofensiva por las derrotadas fue la villaclareña Jennifer Amanda Toledo, ficha del club KHF Samadrexha de la Superliga de Kosovo, autora de ocho goles en 14 intentos, y la secundó la matancera Dianny González, con tres perforaciones. Toledo concluyó como la máxima anotadora del desafío y, por otra parte, es justo resaltar el buen trabajo en la portería de la capitana santiaguera Niurkis Mora, a pesar de la amplia ventaja final.
La Mayor de las Antillas, ubicada en la llave G, tendrá su próximo partido el sábado ante Suecia y terminará la fase de grupos el lunes contra República Checa.
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