Por primera vez se logra alunizar en el lado oculto del satélite natural de la Tierra, y brota una planta en esa región
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie.
Jaime Sabines
Cantada por poetas, demiurgos y romanceros, protagonista junto a las más hermosas princesas de antaño. Convertida en la dona de trovadores medievales y en centro de los misterios de físicos y astrónomos.
Consentida de los niños, que tienden a aprenderse un par de canciones sobre su belleza. La lunera y cascabelera, nuestra eterna socia de depresiones románticas y preguntas existenciales, se quedó sola con la llegada de los smartphones.
De repente tener una conexión wifi, textear o explorar 13 ventanas de la internet fueron ocupando el lugar de eclipses y mareas. O acaso soy demasiado negativa si digo que casi la olvidamos. Pero este 2019 la Luna despechada trae su revancha.
Celosa, cansada de desprecios posmodernos, se ha cortado el cabello, y se ha pintado los labios. Y sí, lo ha conseguido. Nos ha vuelto a enamorar.
Ahora se dice que por vez primera enseña su cara oculta (¡hasta su mayor cráter, jum!), y para que ninguna estrellita pop la avasalle de nuevo, hasta se ha dejado crecer la primera planta lunar.
Apenas al inicio del calendario ya estaba decidida a dar el boom. Para el 3 de enero, por primera vez en la historia, una misión espacial alunizaba en la cara oculta de la Luna.
La Administración Nacional del Espacio de China (ANEC) anunció la llegada de una misión no tripulada, Chang’e-4. a la cuenca de Aitken, en el polo sur del satélite de la Tierra.
La nave pretendía enviar imágenes de ese lado desconocido del satélite compañero de la Tierra, y además incluyó un módulo y un vehículo explorador, instrumentos para estudiar la geología lunar, así como semillas y plantas para experimentar su crecimiento en esa superficie inexplorada.
El diario chino The Global Times «vociferó» a los cuatro vientos el inmenso hito que este alunizaje había significado. Y la verdad, tenía razón.
La agencia EFE secundó el entusiasmo: programas espaciales como el soviético o el estadounidense alcanzaron más de medio siglo atrás fotografiar la cara oculta lunar, pero nunca tocaron superficie, pese a que en 1962 una misión no tripulada estadounidense lo intentó sin éxito, destacó la agencia.
Apenas a unas horas, comenzaron a llegar las primeras imágenes.
Ella sí tiene aún cosas por mostrar. Más allá del avance que ya fue para la astronomía alunizar en ese lado ignoto, la nave china lleva una misión precisa: estudiar la cuenca Aitken, el área de impacto más antigua y de mayores dimensiones sobre la superficie lunar.
El segundo punto en la agenda china espacial es explorar específicamente el cráter Von Kármán, de la mencionada cuenca de Aitken, en el polo sur de la Luna, la cual se estima que se formó por el impacto de un enorme asteroide hace miles de millones de años.
Este asteroide debe haber sido de dimensiones tan colosales que atravesó la corteza exterior del satélite y llegó hasta el manto lunar. Cualquier roca del manto expuesta a dicho impacto sería un material de estudio muy jugoso para los astrónomos especializados en el satélite natural.
Y por supuesto, otro objetivo obligado es el estudio del regolito de la cara oculta: las rocas y el polvo que forman la superficie de esa área.
Pero la cosa no se detiene ahí. La nave no tripulada llevaba consigo semillas y plantas para intentar probar algo que pasa de un simple capricho. Si se lograba cultivar un brote en medio de las difíciles condiciones climáticas del satélite, las repercusiones para la alimentación de astronautas enviados al satélite podrían incluir cultivos lunares.
Y esta semana la foto de la primera planta que ha brotado en la Luna ha estado en los rotativos de todo el mundo.
Se trata de un tierno brote de algodón que rompió corola a pesar de que las zonas en que nació son muy áridas o muy frías.
El Diario del Pueblo, periódico chino, compartió en Twitter una imagen del brote, y se refirió al cultivo como «la terminación del primer experimento biológico de la humanidad en la Luna».
Más allá de alguna simple excentricidad, o de la euforia de ser los primeros, tendría relevancia el cultivo de alimentos en la Luna si se tomara este espacio como escala para misiones más lejanas.
Sería posible entonces reducir el transporte de alimentos, contando con la presencia de cultivos in situ.
El diseñador del experimento de la planta ha explicado a medios estatales chinos que el uso de biotecnología detuvo el crecimiento de las semillas y plantas durante los 20 días de trayecto del rover hasta su llegada.
Para comenzar el año, se nos ocurre que la Luna puede ser, de hecho, un poco lunática. Eso de andar mostrando cosas nuevas a estas alturas, podría ser una crisis de la mediana relación, es cierto. Pero por ahora, parece que va funcionando la seducción.
El rover de la agencia espacial china ha enviado con éxito cientos de fotos del lugar ignoto de la geografía lunar. Foto: Tomada de BBC
La cara oculta de la Luna no puede verse nunca desde la Tierra debido a la rotación sincrónica: nuestro satélite tarda en girar sobre su propio eje el mismo tiempo que su movimiento de traslación alrededor de la Tierra.
Por tanto, aunque esa cara lunar también es iluminada por el Sol y experimenta tanto el día como la noche, como en una historia de amor conflictiva, la Tierra no coincide con ese lado.
Desde la madrugada del domingo 20 al 21 de enero tendrá lugar un eclipse total de Luna de tales características que no se repetirá hasta mayo de 2021.
Esta Luna roja o de sangre se produce cuando nuestro planeta se sitúa exactamente entre el Sol y la Luna.
En esta ocasión, la Luna no será invisible totalmente, sino que se tornará rojiza debido a que los rayos del Sol no llegarán a ella directamente, sino que una parte de ellos se filtrarán a través de nuestra atmósfera.
Este eclipse coincide con la primera superluna del año. La Luna alcanzará su punto más cercano a la Tierra, unos 357 344 kilómetros, por lo que se verá mucho más grande de lo habitual.
En América el eclipse será visible a última hora de la noche, aunque no tenemos seguridad de la intensidad con que se verá en Cuba. De todos modos, saca tu cámara y madruga, porque el siguiente eclipse lunar será parcial, y para el 16 de julio.