Para el jueves 26 de octubre está anunciado el concierto Los cantes de ida y vuelta, que ofrecerá la cantaora Rocío Márquez junto al guitarrista Miguel Ángel Cortés, en la sala teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, por eso es buena hora para conocer la obra de la artista
Para el jueves 26 de octubre, a las 7:00 p.m., está anunciado el concierto Los cantes de ida y vuelta, que ofrecerá la cantaora Rocío Márquez junto al guitarrista Miguel Ángel Cortés, en la sala teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, como parte de las actividades que conforman el programa de Huelva Cultura (Ciclo de Cultura Hispana en Cuba).
Considerada por la prensa especializada como «tal vez el talento joven más cotizado del flamenco actual», Rocío Márquez nació en Huelva en 1985. Aficionada al cante desde muy pequeña, a temprana edad se subió a un escenario, y empezó a estudiar piano y canto. En 2005 se le concedió una beca en la prestigiosa Fundación Cristina Heeren. En 2008 se graduó en Educación Musical por la Universidad de Sevilla, donde también realizó el máster en Estudios avanzados de flamenco. Un año antes había despegado definitivamente su carrera profesional. En 2009 publicó su primer trabajo discográfico, Aquí y ahora, al que le siguieron álbumes como Claridad, El Niño y Firmamento, este último de 2017 cuando prepara la entrega de su tesis doctoral sobre técnica vocal en el flamenco.
En esta edición de ¡De Impacto! les ofrecemos Luz de luna, una canción de la cual Rocío Márquez hace una interpretación muy especial.
Yo quiero luz de luna/ para mi noche triste,/ para pensar divina/ la ilusión que me trajiste.
Para sentirte mía./ Mía tú como ninguna,/ pues desde que te fuiste/ no he tenido luz de luna.
Yo siento tus amarras/ como garfios, como garras/ que me ahogan en la playa/ de la farra y el dolor.
Y llevo tus cadenas a rastras/ en la noche callada,/ que sea plenilunada,/ azul como ninguna./ Pues desde que te fuiste/ no he tenido luz de luna./ Pues desde que te fuiste/ no he tenido luz de luna.
Si ya no vuelves nunca,/ provincianita mía,/ a mi selva querida/ que está triste y está fría./ Que al menos tú recuerdo/ ponga luz sobre mi bruma,/ Pues desde que te fuiste/ no he tenido luz de luna./ Pues desde que te fuiste/ no he tenido luz de luna.