Tal vez fuese la primera vez que Tony Ávila mostraba su guitarra en un santuario. Allí, en la Basílica Nacional del Sagrado Corazón, en Bruselas, el trovador cardenense repartía su arte a la muchedumbre: en el mundo de los menos/ cabe el mundo de los más/ pero los menos no quieren/ que los más tengan lugar…
La pasada semana este recinto resultó espacio de clausura de la Cumbre de los Pueblos, un evento paralelo al segundo encuentro oficial entre los representantes de las naciones que integran la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y los mandatarios de la Unión Europea.
La canción de Tony retumbaba en el templo mientras intelectuales, parlamentarios y más de 1 500 activistas sociales de 43 países iban siguiendo la letra: fue del mundo de los más/ que salieron los de menos/ que por dentro llevan menos/ y afuera precisan más…
Los que ahora alzaban su voz y escuchaban el eco del canto solidario, durante dos días discutieron realidades que vive el mundo de hoy: ¿Cómo entender la mirada judicial de Europa hacia la región latinoamericana? ¿Por qué los medios se aferran a convertir a los líderes de Nuestra América en «dictadores» mientras ensalzan a los dignatarios europeos como los únicos defensores de la democracia y los derechos humanos? ¿Qué hacer para enfrentar la oleada capitalista neoliberal que reduce a los ciudadanos a estadísticas y a meros consumidores? ¿Es posible un diálogo franco y civilizado con las potencias que un día colonizaron el continente donde nacieron Bolívar y Martí?
Cuando el presidente ecuatoriano Rafael Correa entró a la Iglesia hacía uso de la palabra Aleida Guevara, la hija del Che. Y la Basílica se estremeció de emociones, porque un discípulo de las ideas del Guerrillero Heroico llegaba para unir su voz a los pueblos.
Con verbo encendido y categórico, Correa dejó bien claro que para lograr un entendimiento deben acabarse los colonialismos y las imposiciones de unos pocos. Luego de reconocer la lucha del pueblo cubano, denunciar el bloqueo yanqui contra la Isla y expresar su solidaridad con Venezuela ante el decreto de Obama, advirtió sobre la amenaza que se cierne sobre su nación por el hecho de ser soberana e independiente.
«Ya es hora de consolidar esa Patria Grande, esos sueños de nuestros libertadores, que ahora no es solo un sueño, es una necesidad de supervivencia; el mundo del futuro será un mundo de bloques, no tenemos tiempo que perder», reafirmó el líder de la Revolución Ciudadana.
Los presentes aplaudieron cada uno de sus plantemientos como minutos después lo hicieron con las ideas del Primer Vicepresidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, cuando transmitió un saludo de Fidel y Raúl y expuso la posición indeclinable de nuestro país con la patria bolivariana y las causas justas del planeta, desde la convicción de que «un mundo mejor no solo es posible, sino que también es imprescindible para la supervivencia de la humanidad».
Otro momento singular, que avivó la confianza en un futuro de justicia, fue cuando la representante del partido Syriza, Anastasia Gera, leyó un mensaje del primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, en el que mencionaba al Libertador Simón Bolívar y a Eduardo Galeano. Tsipras expresaba, de modo contundente, que «la unión es el camino de los pueblos de Europa y América Latina y el Caribe para derrotar la dictadura económica que imponen las grandes potencias».
Aunque se defendieron todas las ideas progresistas por las que muchos batallan en Europa y América Latina, el común denominador de esta Cumbre de los Pueblos fue el apoyo a la Revolución Bolivariana de Venezuela. Podían verse carteles con la imagen de Chávez y Maduro, rostros pintados con la bandera venezolana, muchachos vestidos de rojo que gritaban Venezuela es esperanza… Por eso, cuando el vicepresidente de ese país Jorge Arreaza intervino como último orador, la ovación fue unánime, de respaldo a un proceso que lideró Hugo Chávez, paradigma de la juventud y los movimientos de izquierda a escala internacional.
Fue un apretón de manos y cierre de filas con la hermana República que sufre el acoso de los medios y de la derecha como parte de una estrategia para socavarla. Para este encuentro, trascendental impulso dio la Red en Defensa de la Humanidad al convocar en Bélgica a un grupo de intelectuales y académicos que no solo expresaron su lealtad al proyecto bolivariano, sino también desenmascararon la campaña mediática que se desarrolla contra la nación sudamericana.
Cantó el trovador: los menos para escalar/ a la cima se pusieron/ y su trono construyeron/ en el mundo de los más. Sin embargo, en Bruselas la pasada semana ocurrió lo contrario. Fueron los pueblos los que subieron a la cima, ocuparon el trono y se erigieron ante el mundo en la cumbre de los más.