Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La porra marroquí

Autor:

Jorge L. Rodríguez González

La vida de los saharauis en los territorios ilegalmente ocupados por Marruecos es angustiosa. Durante 35 años, los recursos naturales de este pueblo han sido saqueados por el reino alauí. La represión de la policía marroquí es sistemática y en ocasiones las autoridades han llegado al extremo de legitimar las agresiones de masas de colonos contra los ciudadanos saharauis.

La semana pasada, la policía marroquí fue protagonista de otra de sus barbaries cuando cargó brutalmente contra un grupo de saharauis que participaban en una huelga convocada por la Confederación Sindical de los Trabajadores. Según informó a JR su secretario general, Sidi Ahmed Eddia, vía correo electrónico, la manifestación tenía como objetivo denunciar la política de empobrecimiento y segregación racial practicada por Marruecos.

Otra de las demandas de la manifestación fue la denuncia de la violación de los derechos laborales de los trabajadores saharauis de la sociedad Fosbucraa, cuyos contratos siguen vigentes desde la ocupación española; sin embargo, son violados por Marruecos desde 1977, cuando este lo invalidó sin el consentimiento de los obreros.

Desde entonces, los empleados no disfrutan ninguno de los derechos recogidos en las cláusulas, como el pago mensual del sueldo sobre la base de 30 o 31 días, en lugar de 26, la exención del impuesto sobre la renta para los empleados que tienen cuatro o más hijos, los subsidios de vivienda, el ingreso gratuito a los hospitales para retirados y trabajadores, entre otros referidos a coberturas sociales.

Sin embargo, ninguno de los trabajadores españoles de la sociedad han dejado de disfrutar de cada uno de los derechos que a ellos les son negados.

Entre obreros, funcionarios y militares se contabilizan unas 24 000 personas afectadas por medidas discriminatorias similares. De Fosbucraa son unos 1 500.

Eran apenas las 8:45 de la mañana cuando los manifestantes se encontraron en el Bulevar Smara, frente a la dirección del Ministerio de Energía y Minas. Quince minutos después las autoridades cercaron el emplazamiento sorpresivamente y atacaron de modo brutal a los jubilados reunidos allí para una protesta pacífica. El desenlace de la paliza fue de varios heridos entre los manifestantes, principalmente con golpes en la cabeza, las extremidades y la columna vertebral.

No es la primera vez que sucede esto, narra Sidi Ahmed Eddia, y explica que la violencia siempre ha sido la respuesta del Gobierno de Marruecos ante manifestaciones pacíficas para exigir los derechos de los obreros saharauis, el cese del saqueo de sus recursos naturales, y la celebración de un referéndum en el que puedan votar por la independencia de su país.

Solo una consulta popular limpia, que contemple el derecho a la autodeterminación, acabará con el sufrimiento de este pueblo. Sin embargo, Marruecos sigue aferrado a su propuesta de autonomía, al mismo tiempo que presume de querer encontrar una solución al conflicto. Hace unos días el rey Mohamed VI dijo que no cedería ni una pulgada al respecto, de espaldas al derecho internacional y a las resoluciones de Naciones Unidas y la Unión Africana.

En reiteradas ocasiones, Marruecos ha alegado que invierte en el Sahara una parte de lo que ingresa por la explotación ilegal de los recursos naturales saharauis. Pero desde El Aaiún, capital de los territorios ocupados, Sidi Ahmed Eddia lo desmiente: «La vida aquí es difícil, hay pobreza, discriminación, anulación de todas las libertades», y aclara que los millones de euros en ingresos por la explotación de los recursos naturales del Sahara van directamente a las arcas del reino marroquí.

Según Sidi Ahmed, los trabajadores saharauis se encontraban nuevamente el lunes pasado reunidos en el Bulevar Smara, frente al Ministerio de Energía y Minas, para manifestarse contra la explotación abusiva de los recursos naturales y la política racista y discriminatoria de Marruecos, y contra el silencio de las autoridades  ante las reivindicaciones de los trabajadores saharauis. Diez minutos antes de brindar esa información,  la policía ocupaba el lugar para impedir la protesta.

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