Cuentan las malas lenguas que cuando Karl Rove nació, la partera lo tomó entre sus brazos para limpiarlo, al tiempo que el padre ansiosamente le preguntaba: ¿Es hembra o es varón? Dicen que esta inmediatamente le contestó: no es hembra ni varón; es tramposo. Parece ser que la dama, aparte de partera, también era adivina.
Para los cubanos que no recuerdan o que no conocen al personaje, vale decir que se trata del más importante asesor del ex presidente W. Bush durante casi todo su período en la presidencia. No solamente fue su principal consejero, sino el estratega que lo llevó a triunfar, en las elecciones para la gobernación de Texas primero, y luego en la elección y reelección de este para la presidencia de Estados Unidos. Muchos «mal intencionados» lo acusaban de ser el cerebro del W y como bien se sabe que el ex presidente tenía poco o ningún cerebro, bien se puede pensar que no les faltaba razón.
Rove, un hombre de 60 años de edad, hace muchísimo tiempo que viene asesorando a diferentes candidatos. Se cuenta que en 1970, cuando apenas tenía 19 años, utilizó una falsa identidad para entrar en la oficina de campaña de un rival, candidato del Partido Demócrata, y robarse mil copias de papel timbrado para regarlos en los peores lugares de la ciudad, invitando, a nombre del candidato, para que asistieran a un mitin de este donde había cerveza y comida gratis, así como prostitutas para que los asistentes pasaran un buen rato divirtiéndose durante el mitin político. Fue así como este caballero comenzó su carrera de asesor político. Y así es como ha seguido actuando durante toda su vida pública, haciendo trampas, regando chismes, falsificando documentos y filtrando rumores falsos sobre sus adversarios.
A pesar de que algunos de los candidatos que él ha asesorado en diferentes épocas no han logrado triunfar, la lista de los elegidos es mayor que la de los derrotados. Según la publicación Atlantic Monthly, en un artículo que publicó en el 2004, se calcula que Rove fue el estratega principal de 41 campañas electorales estatales y nacionales, en las cuales 34 de sus candidatos fueron los triunfadores.
Este hombre, que ni tan siquiera es graduado universitario, es considerado, por su falta de escrúpulos, uno de los mejores estrategas electorales que ha existido en este país. Su habilidad para mentir, meter zancadillas y desinformar lo ha llevado, también, a ser uno de los más despreciables.
En más de una ocasión, se las ha arreglado para no ser encausado judicialmente por sus malévolas acciones. Como conoce el sistema a la perfección, lo ha sabido burlar. Incluso, lo han citado al Senado a testificar, y en varias ocasiones ni se ha aparecido por allí, sin ninguna consecuencia personal.
Pues bien, este despreciable personaje acaba de publicar un voluminoso libro que, hasta cierto punto, se podría decir que son sus memorias.
Titulado Valor y consecuencias —no sé de dónde diablos sacó ese título—, Rove cuenta interioridades de su vida como asesor político. Por supuesto, que poco cuenta de sus maldades, intrigas y mentiras. Sin embargo, da muestra escrita de su maestría como asesor político. Miente descaradamente al escribir que el gobierno de Bush no hubiera invadido a Iraq si no hubiese estado convencido de que aquel país estaba lleno de armas de destrucción masiva.
Se sabe perfectamente que el presidente y su equipo, primero tomaron la decisión de derrocar al gobierno iraquí por medio de una invasión, y después buscaron la excusa para realizarlo. A nadie se le puede haber olvidado la frase de W cuando dijo refiriéndose a Sadam: «Ese hombre trató de matar a mi papi». A nadie se le puede olvidar que, cuando la Guerra del Golfo, esos mismos asesores que después tuvo Bush hijo le estaban dando cuerda a Bush padre para que aprovechara el conflicto y derrocara al gobierno de Sadam. Rove miente cuando afirma que «el gobierno de Bush probablemente habría buscado otros medios de contener a Sadam» si no hubiera estado convencido de que este poseía armas de destrucción masiva.
Cuando los inspectores de la ONU buscaban y no encontraban esas armas, Bush les ordenó salir inmediatamente de Iraq, aun cuando estos estaban afirmando que necesitaban más tiempo. La decisión estaba tomada, había que apoderarse de Iraq de todas formas, con armas o sin armas de destrucción masiva.
El mentiroso de Rove trata de distorsionar la historia y de justificar la destrucción de un país y el asesinato de miles y miles de sus habitantes.
¿Qué otra cosa se puede esperar de este siniestro personaje de la política norteamericana llamado Karl Rove?
El autor es periodista cubano radicado en Miami