Recibe numerosas felicitaciones de parte de mandatarios y delegados. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 26/09/2018 | 10:52 pm
NUEVA YORK.— La historia, que no se detiene, pareció repetirse este miércoles para Cuba en la sede de las Naciones Unidas, cuando el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, alzó su voz en la ONU a 58 años de la primera batalla librada por el Comandante en Jefe de la Revolución en estos predios del multilateralismo, entonces joven, siempre barbado y con uniforme guerrillero.
Dos intervenciones tuvo el mandatario cubano: la primera en el contexto de la conmemoración por el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares, que cada 26 de septiembre aúna voces en contra de la carrera armamentista con tecnología nuclear; la segunda, su esperada intervención en el debate general del 73er. Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Desarme nuclear, no hay otra opción
La Mayor de las Antillas se sumó este miércoles en Naciones Unidas, como deber insoslayable, a las voces que cada 26 de septiembre se aúnan en contra de la carrera armamentista y las armas nucleares, las que amenazan la supervivencia humana.
Enfático fue el Presidente cubano al reiterar la posición que históricamente sostiene la Isla en este definitorio asunto: «Cuba mantiene un firme compromiso con el fortalecimiento y la consolidación del multilateralismo y con los tratados internacionales en materia de desarme, en particular con la meta de alcanzar un mundo libre de armas nucleares», apuntó.
A 73 años de los criminales bombardeos atómicos contra Hiroshima y Nagasaki, dijo el mandatario, la humanidad continúa amenazada por la existencia de unas 14 400 armas nucleares, de las que 3 750 se encuentran desplegadas y casi 2 000 están en estado de alerta operacional.
Por un mundo justo
«Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro Ruz y el Canciller de la dignidad, Raúl Roa, por solo citar los más trascendentes», fueron evocados por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su discurso al iniciar la tarde en el debate general del 73er. Período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU.
Ellos —dijo— trajeron hasta aquí «no solo la voz de nuestro pueblo, sino la de otros pueblos latinoamericanos y caribeños, africanos, asiáticos, no alineados, con los que hemos compartido más de medio siglo de batalla por un orden internacional justo, que aún está lejos de alcanzarse».
Como aquellos otros grandes que lo precedieron, el Presidente cubano puso los puntos sobre las íes en un mundo donde la verdad se intenta ocultar por los poderes hegemónicos.
La irracionalidad que vive el planeta fue nuevamente denunciada en sus palabras: el 0,7 por ciento más rico de la población puede apropiarse del 46 por ciento de toda la riqueza, mientras el 70 por ciento más pobre solo accede al 2,7 por ciento de la misma; 3 460 millones de seres humanos sobreviven en la pobreza; 821 millones padecen hambre; 758 millones son analfabetos y 844 millones carecen de servicios básicos de agua potable.
Esas realidades —señaló el Jefe de Estado caribeño— «no son fruto del socialismo, como el Presidente de los Estados Unidos afirmó ayer en esta sala. Son consecuencia del capitalismo, especialmente del imperialismo y el neoliberalismo; del egoísmo y la exclusión que acompaña a ese sistema, y de un paradigma económico, político, social y cultural que privilegia la acumulación de riqueza en pocas manos a costa de la explotación y miseria de las grandes mayorías».
Sobre las relaciones bilaterales Cuba-EE. UU., señaló que el elemento esencial y definitorio en ella sigue siendo el bloqueo, que pretende estrangular la economía cubana, con el propósito de generar penuria y alterar el orden constitucional. Se trata de una política cruel, que castiga a las familias cubanas y a toda la nación.
No obstante —enfatizó—, a pesar del bloqueo, la hostilidad y las acciones que ejecuta Estados Unidos para imponer un cambio de régimen en Cuba, ¡aquí está la Revolución Cubana, viva y pujante, fiel a sus principios! Al final de su intervención y al bajar del estrado, más de una veintena de mandatarios y delegados acudieron a felicitarlo y reconocer el valor de su discurso.
Numerosas muestras de apoyo y reconocimiento a las palabras del Presidente cubano ocurrieron tras su discurso.