Ante la proximidad del 23 de marzo, día anunciado en septiembre por el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las FARC-EP, Timoleón Jiménez, como fecha tope para la firma de la paz en Colombia, los miembros del grupo negociador guerrillero en La Habana se mostraron cautelosos de poder alcanzar tal meta.
El guerrillero Joaquín Gómez, antes de iniciar este miércoles la primera ronda de diálogo de paz de 2016, desestimó que la firma pueda establecerse en dicha fecha. «Hacemos hasta lo imposible», aunque, remarcó, hay causas, de ambas partes, que van a impedir lo pactado.
«De parte del Estado hay escollos como el esclarecimiento y desmantelamiento del paramilitarismo, y de eso no hay nada». No obstante, dijo, «hemos hecho un gran esfuerzo y lo seguiremos haciendo».
La etapa de negociaciones que se inició, según apuntó en días recientes Santos, estará caracterizada por mayor dinamismo en los diálogos con la instalación de una mesa permanente, de la que las delegaciones no deberían levantarse hasta alcanzar el objetivo común y concluir los dos puntos pendientes: desarme rebelde e implementación y refrendación de acuerdos.
La novedosa modalidad sustituiría los ciclos con descansos y agilizará el intercambio.
Por otra parte, la guerrilla rechazó el anuncio de Santos de vender el 57,6 por ciento de las acciones de la generadora de electricidad Isagen a una firma canadiense. Gómez habló de un optimismo «empañado y ensombrecido» ante la inminente venta de la empresa más rentable del país.