La oposición no quiere que se investiguen sus guarimbas violentas. Autor: Pictwitter Publicado: 21/09/2017 | 05:49 pm
CARACAS.— Después de los hechos violentos, generados a partir del 12 de febrero, que ya han provocado la muerte de 42 venezolanos, a todo el país le interesaría que sobre ese tema aflore toda la verdad, esa capaz de hacer heridas, de horadar piedras y hasta montañas.
Sin embargo, hay demasiadas evidencias de que a un sector no desdeñable de la derecha no le importa desnudar la realidad, con sus causas, protagonistas, antecedentes y consecuencias.
El martes anterior, ante un enjambre de periodistas, lo decía el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Diosdado Cabello: luego de más de un mes de «ires y venires», la oposición todavía no ha designado a sus cuatro representantes parlamentarios en la Comisión de la Verdad, que debe investigar los asuntos vinculados a estas muertes, a las supuestas violaciones de los derechos humanos y a numerosos actos vandálicos que se han generado en esta nación.
«Han tratado de darle largas, de no concretar el nombramiento de las personas, por eso llegamos a la conclusión de que no vamos a esperarlos más y ya empezamos a investigar», exponía el titular de la AN, al referirse a la primera reunión de la Comisión, a la que asistieron solo los cinco diputados bolivarianos.
Desde la lejanía o la óptica de la ideología derechista, cualquiera pudiera decir que a la bancada revolucionaria le conviene esa ausencia para, al final, emitir conclusiones parcializadas. Sin embargo, el propio Presidente de la Asamblea ha reiterado que mientras más pluralidad exista en la Comisión mucho mejor será para la salud de la democracia venezolana; y en consonancia, ha llamado a los opositores a que participen en las investigaciones.
Ayer, luego del segundo encuentro de la Comisión, el asambleísta Elvis Amoroso, integrante de ese quinteto parlamentario por el bloque de izquierda, reiteraba a la bancada de derecha que se sumara a descubrir la verdad y a decírsela a todo el país.
«Nosotros nuevamente hacemos un llamado a ese sector de la oposición (...) para que entienda que esta Comisión lo que busca es la transparencia», expresaba Amoroso a un grupo de reporteros.
Y añadía que todo el pueblo de Venezuela puede apoyar la pesquisa con la presentación de denuncias, videos, fotografías de los hechos, o cualquier otro detalle que aporte. Además, dijo que las pruebas se tomarían en cuenta para incriminar lo mismo a funcionarios públicos que a «particulares».
Del otro lado, es decir, de los que aún no se han integrado a la Comisión, las justificaciones no cesan: que es necesario agregar a organizaciones no gubernamentales, a segmentos específicos de la Iglesia, a estudiantes, académicos, expertos en guarimbas y antiguarimbas, manifestantes, administradores de violencia; en fin, el mar.
Otra cosa: los condicionamientos llueven y rellueven, como señales de que, probablemente, los dirigentes contrarios al Gobierno nunca se incorporen y empiecen a gritar a los cuatro vientos «parcialidad» y «secuestro» de todas las instituciones.
Pero, en resumen, se siente el tufillo a culpa. Tal vez sea porque, como nos expuso Cabello el martes, entre los opositores «hay gente que no le gusta la verdad; hay gente que no quiere ver que estamos bajo un golpe de Estado montado y orquestado».
Y esa orquestación parece no nacer únicamente en Venezuela ni en el Sur.