Durante su encuentro con miles de dirigentes del Gran Polo Patriótico, Chávez reiteró que obtener una «victoria perfecta» el 7 de octubre es absolutamente necesario, tanto aras del futuro de Venezuela, como para las aspiraciones de los pueblos de la región y el resto de los continentes. Autor: AVN Publicado: 21/09/2017 | 05:24 pm
CARACAS.— Las mayorías revolucionarias venezolanas se preparan para cumplir las orientaciones del presidente Hugo Chávez de dar «una batalla perfecta» y «obtener una victoria perfecta» en los comicios presidenciales del 7 de octubre (7-0).
La víspera, cuando comenzó el último tramo —un mes— de la etapa proselitista, el líder bolivariano se reunió con responsables de los equipos de campaña (Comando Carabobo) a nivel nacional, regional, municipal, parroquial y de colegios electorales.
Miles de dirigentes se concentraron en el gigantesco auditorio del Poliedro de Caracas para recibir las orientaciones y aprender del hacer político del Jefe de Estado, quien trazó varias líneas fundamentales para obtener el 7-O no menos de diez millones de votos.
Una de sus primeras alertas fue combatir el sectarismo y reforzar la unidad, con la integración en cada ámbito de miembros de todos los partidos y movimientos que apoyan la Revolución, aglutinados en el Gran Polo Patriótico (GPP).
Reiteró el principio de que las fuerzas revolucionarias deben ser «irreverentes en la discusión; pero una en la acción».
El encuentro con la militancia fue un despliegue total de la «maquinaria electoral de la Revolución». Con su verbo lúcido y su autoridad de líder histórico, Chávez se encargó de «engrasarla» aún más. No dejó detalle sin tocar.
La dimensión de lo que aconteció se constata en que al evento acudieron los dirigentes nacionales del Comando de Campaña Carabobo, y los responsables de este en los 24 estados del país —incluyendo al Distrito Capital.
También asistieron los puntales del GPP en los 333 municipios en que está organizada la nación, en sus 1 022 parroquias (límites parecidos a los Consejos Populares cubanos); y los jefes de los llamados «comanditos», que encabezan la campaña chavista en los más de 13 600 centros electorales que estarán dispuestos para los comicios presidenciales del 7-0 y las más de 39 000 mesas que se colocarán dentro de estos.
Lo ocurrido en el Poliedro de Caracas fue un ejemplo de concertación y una demostración del poder de convocatoria y el potencial movilizador que ha generado el proceso bolivariano y su líder en casi 14 años en el poder.
Un conglomerado de fuerzas que, apuntó Chávez, ha de consolidarse y trascender la coyuntura electoral presente, que se cierra en abril, con las elecciones a alcaldías, y en diciembre tiene en calendario las gobernaciones y los poderes legislativos a esa escala.
Consciente de que es en las bases donde se decide el voto, el Jefe de Estado llamó a reforzar el esfuerzo por asegurar el voto firme y captar a quienes aún están indecisos y confundidos. Exhortó a no confiarse ni en las encuestas ni en las certezas que cada uno pueda tener. Alertó que el triunfalismo es y será el principal enemigo del voto revolucionario.
También llamó a lograr una mayor organización de la campaña en las comunidades y convencer a través de la razón, los argumentos. «No basta con la pasión, el frenesí, el amor», dijo.
«Vamos a ganar. Pero no hemos ganado aún», alertó.
El obtener una «victoria perfecta» el 7-0, indicó, no es un deseo, es una obligación. Primero —explicó— para dar la más grande lección a la burguesía local, y también a los poderes hegemónicos globales.
Llamó, así, a las fuerzas revolucionarias a «fortalecer sus potencialidades y disminuir sus debilidades».
Además de las orientaciones hacia el interior del GPP, Chávez también encomendó divulgar y discutir en las bases — además del Programa de Gobierno Socialista para el período 2013/2019—, los documentos de la ultraderechista Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
En los últimos días han salido a la luz pública programas de la reacción que develan el carácter radicalmente neoliberal de esta, los cuales aplicarían en el hipotético caso de levantarse con el poder en las presidenciales del 7-0.
Reiteró que obtener una «victoria perfecta» el 7 de octubre, es absolutamente necesario, tanto para el futuro de Venezuela, como para las aspiraciones de los pueblos de la región y el resto de los continentes.
«Una derrota de la Revolución Bolivariana será una derrota para el mundo nuevo que está surgiendo, para la esperanza que ha renacido», sentenció.