Luchas recientes en Chile, Colombia, Puerto Rico y otras naciones confirman que los estudiantes han de ser protagonistas en el combate por los derechos y el bienestar social. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 05:17 pm
«Atrevámonos a cambiar el mundo. Los jóvenes de hoy debemos unirnos para llevar adelante el proceso de transformación social que ya comenzó en Latinoamérica, con la educación como herramienta, en la carrera hacia el socialismo como único sistema que dignifica al ser humano», aseguró el joven ecuatoriano Daniel Carbo.
En el taller de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) por el desarrollo sostenible, los jóvenes y universitarios participantes en el VIII Congreso Internacional de Educación Superior Universidad 2012, compartieron sus experiencias en torno a las realidades que vive el movimiento estudiantil en el mundo, especialmente en América Latina.
Reinier Limonta, presidente de la OCLAE, señaló que la universidad no puede ser una fábrica de títulos, sino que ha de convertirse en el alma del tejido social de las naciones, para buscar alternativas y soluciones a los problemas que las aquejen, desde una visión creativa y revolucionaria.
En ello coincidió Rodrigo Cosimo, máximo dirigente estudiantil de la Universidad Austral de Chile, quien denunció la crisis del financiamiento que sufren muchos centros de la educación superior, en países en los que el Estado no se involucra como debiera en el proceso de formación para la enseñanza pública.
Jairo Rivera, secretario general de la Federación Estudiantil Universitaria de Colombia, significó que la universidad debe ser la conciencia crítica de la nación, y las nuevas generaciones han de ser protagonistas en la lucha por los derechos y el bienestar social.
Manuela Bragas, líder estudiantil de Brasil, exhortó al movimiento estudiantil latinoamericano a abogar por la integración social, contra el neoliberalismo y la hegemonía de las transnacionales que imponen modelos de gestión económica y educación cada vez menos humanistas.