En Puerto Príncipe una mujer llora desconsolada por el desastre que ocasionó el terremoto ocurrido el martes 12 de enero de 2010. Autor: Getty Images Publicado: 21/09/2017 | 04:53 pm
Al filo de las 5:00 p.m., acabada de cruzar de vuelta hacia República Dominicana después de un recorrido por las zonas afectadas en Haití, la periodista quisqueyana Anibelca Rosario fue contactada telefónicamente por JR. Había estado del otro lado desde las 10:00 a.m.:
«Recién regreso de Puerto Príncipe, la zona más afectada. Mis ojos y tal vez los de muchos seres humanos no han visto un espectáculo tan dantesco, deprimente, desolador. Escuchar a la gente viva debajo de los escombros y no poder hacer algo para socorrerlas; ver cadáveres por doquier… Vas contando cadáveres de niños, ancianos. Sentir un país que además de desolado, aparenta estar sin dirección, porque el problema de la incomunicación, de la caída de la infraestructura básica del gobierno, hace que no encuentres a quién dirigirte.
«La ayuda internacional que está saliendo todavía no se palpa. Ni perros amaestrados, ni expertos en asistencia, ni médicos… Puerto Príncipe es una ciudad que supera los dos millones de habitantes; la recorrimos, en un gran trecho, y solo vimos una pala mecánica en labores de rescate en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
«Por el momento la gente se muestra muy calmada; caminan como zombies, a la expectativa. Los negocios que sobrevivieron están cerrados y se espera lo peor desde mañana (jueves), cuando haya hambre, los cadáveres inicien la putrefacción, y la desesperación empiece.
«Hay mucha calma, acompañada de desorganización. En Dominicana, varios ministros nos dijeron que están constatando lo que pasa y que en pocas horas va a empezar a fluir la ayuda nuestra.
«Te puedo decir que en los pocos hospitales que están en pie me consta la labor de los médicos, pero en la calle todavía no se ve a la Cruz Roja ni a la Defensa Civil; no se ven».