Adianez lleva nueve años en el tiro y recién debutó a nivel internacional. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 26/06/2023 | 07:11 pm
El tiro cubano comenzó tibiamente en los Juegos Centroamericanos de San Salvador 2023, luego de que Laina Pérez quedara solo en bronce de la pistola de aire a 10 metros y su compañera Sheyla González anclara en el octavo puesto de la prueba.
Sin embargo, justo a la par de ese resultado gris, el trío de rifleras que participó en la competencia de tres posiciones a 50 metros se colgó el primer oro de este deporte. El grupo que conforman Dianelys Pérez (luego sería plata en el evento individual), Lisbet Hernández y Adianez Martínez sumó el acumulado más alto en la ronda clasificatoria y se ganó el aplauso de todos en el polígono de tiro del estadio Jorge «Mágico» González.
En el caso de Martínez, joven de 20 años que debutó en esta cita centrocaribeña, este título tuvo un significado especial por tratarse de la primera presea que gana en un torneo de categoría absoluta como parte de la selección nacional de tiradores.
«Fue una experiencia increíble. Todavía me parece que estoy soñando, aunque por otra parte también lo siento real porque para este tipo de resultados es que entrenamos cada día y en este caso debo decir que la preparación previa fue fundamental en la victoria que obtuvimos las tres», contó Adianez, quien a pesar de terminar novena en la ronda preliminar, aportó 563 puntos que permitieron a la tríada subir a lo más alto del podio.
Para esta joven matancera, oriunda del municipio de Jagüey Grande, la competencia fue bastante bien a pesar de los nervios y la ansiedad normales para alguien que está teniendo su primera prueba de fuego (nunca mejor dicho) en unos juegos múltiples.
Martínez dijo que el entrenamiento físico fue fundamental para que alguien como ella, con una talla bastante menuda, pueda soportar el rigor de una competencia de gran desgaste, la cual implica hacer como mínimo 60 disparos —más una cantidad indeterminada en los 15 minutos de calentamiento previo a cada posición—, cargar con un equipamiento que pesa alrededor de 15 kilogramos y tiene una duración aproximada de hora y media. Además, explicó que la clave para su concentración durante la justa es decirse palabras cortas y repasar constantemente los elementos técnicos de la prueba.
«Dos elementos que complicaron más las cosas fueron la poca distancia que teníamos entre competidoras. En ocasiones mis piernas chocaban con las de mis rivales y eso es algo pésimo en este deporte. Igualmente tuvimos mucho sol en el polígono y eso también hizo que tuviéramos más dificultad a la hora de concentrarnos en el objetivo al cual disparamos», confesó Adianez.
Según reveló la campeona, en este tipo de modalidades no existe comunicación durante la competencia. «Nos damos ánimo antes de empezar la competencia pero una vez que comienza no podemos hablar, así que nos toca hacer lo mejor posible y confiar en que nuestras compañeras harán lo mismo».
Adianez practica el tiro desde los nueve años y lleva cinco en el equipo nacional. Para ella este camino fue el único que contempló cuando comenzó en el deporte, guiada y apoyada por su madre, quien en su época también lo practicó. A ella y al resto de su familia fue a los primeros que contactó, incluso antes de desprenderse de su pesado y aparatoso uniforme, para decirles de su triunfo.
Tras este logro, ahora Martínez tiene en la mira (para no perder la costumbre) los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, cita en donde Cuba solo podrá presentar dos atletas por prueba, a diferencia de las tres que estuvieron en tierra cuscatleca. No obstante, ella luchará junto a sus compañeras por ganarse el derecho a representar a la Isla en alguna de las modalidades convocadas por la cita continental.