Los cubanos llevan tres choques completos con solo dos carreras anotadas y han mostrado un nivel de juego muy lejano del que se esperaba. Autor: Yuhki Ohboshi Publicado: 17/10/2022 | 07:53 pm
Más de una semana después que debió comenzar la polémica Liga Élite del Béisbol Cubano (LEBC), todavía no hay una fecha definida para el play ball, luego de que este domingo las autoridades de ese deporte en la Isla informaran que aún faltan uniformes.
Los bultos debieron ser recibidos el sábado y siguen incompletos, según confirma el mensaje publicado en la red social digital, y las tensiones ahora son de almanaque, que auguran recorte en el calendario de juegos o maratón de jornadas doble para recuperar los choques perdidos. Mejor, a mi juicio, lo primero que lo segundo.
El atraso del día inaugural de la LEBC se ha conjugado con la paupérrima actuación del equipo nacional en el Mundial sub-23, al menos en los tres primeros juegos, pues al cierre de esta edición sostenían su cuarto pulso, nada menos que contra México, campeón en 2018 y plata en 2021.
Tras dos blanqueadas seguidas ante Puerto Rico y Corea del Sur (este último los dejó al campo con grand slam a un out y las bases limpias de estirar el juego más allá de las siete entradas «softbolísticas» en que han querido convertir al béisbol últimamente), Países Bajos colgó el tercer eslabón a la cadena de fracasos con una jugada infantil de doble robo demorado.
Lo visto hasta entonces confirma la misma tendencia del béisbol cubano en los eventos internacionales de los últimos años. ¿Será que nos estamos enfocando en las consecuencias y no en las causas?