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Lo del canotaje cubano en 2022 ha sido maravilloso. Logró algo bien difícil: obtener al menos una medalla en cada evento mundialista en que participaron sus integrantes. Así ocurrió en las dos paradas de la Copa del orbe (República Checa y Polonia, donde acumularon seis oros, dos platas y par de bronce), luego en el certamen universal de mayores (Canadá, un cetro y un subtítulo) y hace poco en el Campeonato mundial juvenil y sub-23, un certamen en el que históricamente nuestro país ha tenido actuaciones relevantes.
En la edición que finalizó este domingo en la ciudad húngara de Szeged, con solo dos piragüistas, en la categoría juvenil, la Isla se despidió con una presea de bronce, conquistada en el último día de competencias.
Mailienys Ávila, en la final A de la canoa monoplaza a 200 metros, terminó en la tercera posición, con tiempo de 49.20 segundos, superada por la portuguesa Beatriz Fernandes (48.76 s) y la anfitriona Agnes Anna Kiss (49.05 s). Ávila también intervino en el C1-5000 metros y se quedó a las puertas del podio, con su cuarta plaza, mientras entró octava en la final principal del C1-500 metros.
Por su parte, Maikel Ramírez, el otro representante cubano, concursó en tres pruebas y su mejor ubicación fue en el C1-500 metros, al concluir octavo en la final A, con registro de 1:59.20 minutos.
Con esa medalla de bronce, Cuba ancló en el peldaño 18 del medallero de la categoría juvenil, liderado por los locales, con 12-9-1.
