El pelotero japonés Nobuhiro Matsuda, conecta jonrón en el juego entre las selecciones de Cuba y Japón del Grupo B del IV Clásico Mundial de Béisbol, en el estadio Tokio Dome, de la capital de Japón. Autor: Ricardo López Hevia Publicado: 21/09/2017 | 06:51 pm
TOKIO, Japón.— El equipo Cuba cayó en su primer partido del 4to. Clásico Mundial de Béisbol ante el anfitrión, favorito para ganar el grupo B y doble monarca de estos eventos. Dicho así, pudiera pensarse que no había mucho que buscar este martes frente a los japoneses. Y que el resultado iba a ser ese desde antes de empezar el duelo.
E ahí el punto inicial para las polémicas que imagino se estén dando ahora mismo en Cuba y en otros lares también, porque los muchachos que dirige Carlos Martí tienen seguidores en medio mundo. El revés con pizarra de 6-11 solo confirma que frente a los grandes no se puede regalar nada, y si se juega con conservadurismo lo más probable es el fracaso.
Pero vayamos primero a la historia del partido. Durante la primera mitad fue un juego cerrado, que pintaba para seguir así hasta el final. Los samuráis iban delante 2-1.
En la misma entrada de apertura, y después de dos outs, el jugador de Grandes Ligas Norichika Aoki le conectó doblete a Noelvis Entenza por el jardín izquierdo y la cuarta varilla lo remolcó con cohete al bosque derecho. Si no hubo más anotaciones en ese acto fue gracias a un engarce de lujo de Roel Santos sobre una soberbia línea de Hayato Sakamoto en lo último de la pradera central.
Los cubanos habían amenazado en la parte alta de ese capítulo. Roel se apuntó hits de pierna y Alexander Ayala aprovechó una pifia del antesalista para llegar quieto a primera. Con dos hombres en circulación, Frederich Cepeda conectó un batazo duro, sobre el que se lució el camarero anfitrión y facturó un doble play que mató el posible ralling.
¿Quién dice que en los estadios de Cuba se hace bulla? Que venga al Tokyo Dome para que vea lo que es una tribuna enardecida los nueve episodios. Es respetuosa, pero no deja de corear los nombres de sus atletas, de pedirles batazos; son unos cánticos que no cesan durante todo el juego, estimulados por el sonido seco de unos tambores que llaman al público a apoyar a su equipo.
En el tercero, Cuba negoció el abrazo al combinar tubey de Yoelkis Céspedes, con fly de sacrifico de Ayala. Para entonces, ya Entenza, el abridor cubano, había dejado el box.
Una entrada después, los japoneses volvieron a tomar las riendas del partido, cuando Nobuhiro Matsuda disparó cohete al central, a Seiji Kobayashi le pidieron que lo adelantara con toque de sacrificio, a pesar de que era el segundo out, y la táctica funcionó, pues Tetsuto Yamada le enganchó un envío a Yera que fue a caer, por suerte para Cuba, al guante de un aficionado que estaba cerca de la pared del jardín izquierdo, por lo que los árbitros se reunieron, fueron a ver el vídeo (todo muy rápido), y decidieron que era solo un biangular. Así entró la que le daba mínima ventaja a los locales.
Con un mal tiro a primera, Yurisbel Gracial comprometió más el inning, pero con otro engarce para la historia Roel deja con los deseos a Aoki de seguir enardeciendo las tribunas. Hubo aplausos para el patrullero central de la Isla.
Hasta ahí fue un duelo interesante. Después se cayeron a batazos los dos equipos. La mejor parte fue para los anfitriones.
Un racimo de cinco anotaciones en la quinta entrada auguraba lo que muchos habían previsto desde que Carlos Martí se reservara a sus mejores cartas del montículo para los dos juegos que quedan.
Sho Nakata recibió un pasaporte gratis y se robó la segunda, Sakamoto lo empujó con biangular pegado a la línea de tercera; en una decisión que a mí en lo particular no me satisfizo, el alto mando cubano encaramó en el box al Barbero de Guanajay, José Ángel García, para que «cortara» la racha ofensiva de los nipones. Pero parece que la tijera no estaba muy bien afilada, pues José Ángel regaló otro boleto y Matsuda le conectó un vuelacercas con dos en circulación.
Para entonces, Carlos Martí no tenía esperanzas de remontada y le dio la bola al novel Raidel Martínez, un muchacho con mucho futuro, seleccionado entre los prospectos con más talento en este Clásico Mundial por la MLB, pero que no pudo impedir otra carrera en esa inning, más bien por mala fortuna, pues hubo otro error en tiro de Gracial y un roletazo por el box que el propio pitcher desvió hacia el jardín derecho.
Le tocó el turno a Jonder Martínez para ponerle un muro al desborde local con el madero, pero estos llegaron a poner un hombre en cada almohadilla antes de que Nakata cediera el último out con elevado a la antesala.
La pizarra estaba en ese momento 7-1. Más cerca el nocaut que la reacción antillana. Sin embargo, en el séptimo, entre los cánticos de la afición japonesa y algunos bostezos de cubanos en las gradas, Despaigne se acordó que tiene dinamita en las muñecas y puso a viajar una pelota más allá de las cercas. Saavedra disparó cohete al central y Gracial se desquitó de las pifias con tubey. Martí empezó a mover la banca y Guillermo Avilés empujó dos carreras con incogible por el medio del terreno.
Le tocó a Yosvani Alarcón empuñar por Frank Camilo y su conexión por el cuadro sirvió para un doble play que contuvo el repunte cubano. Vino Céspedes, ¡qué muchachito ese para no tener nervios! y volvió a conectar de hit.
En otro cambio que no agradó mucho en el palco de la prensa, Jefferson Delgado fue al cajón de bateo por Roel en busca de un batazo de vuelta completa, pero su final fue irse para el banco sin poder pegarle a la bola. Se ponchó.
Siguió la fiesta de los maderos en uno y otro bando. Los anfitriones ripostaron con dos carreras más en el cierre del inning de la suerte: indiscutible de Ryosuke Kikuchi y batacazo del cuarto bate y zurdo Yoshitomo Tsutsugo, quien haló la bola como quiso para su mano.
Las gargantas de los aficionados no exhibían ni un ápice de ronquera. Subían el volumen con cada jugada buena de los suyos al ataque o a la defensa.
En el octavo, Cepeda recibió bases por bolas, Despaigne conectó un sencillo y Gracial los remolcó a ambos con otro tubey.
Y otra vez, los samuráis respondieron con la misma moneda. Par de anotaciones más para evitar aproximaciones riesgosas. Doblete de Sakamoto, hit impulsor de Matsuda (la pesadilla de Martí), wild pitch y elevado a los jardines para poner el definitivo 11-6 en la pizarra del Tokyo Dome.
Los cubanos amenazaron en la parte alta del noveno, pero Despaigne se dejó cantar el tercer strike con las bases llenas, después que Alarcón y Céspedes batearan sencillos y Cepeda se fuera con pasaporte gratis para la inicial.
Lo que pudo ser
Ahora digamos nuestros puntos de vista sobre el juego. Siempre hubo un gran debate previo al duelo sobre si era mejor darle la pelota a uno de los tres abridores principales del equipo en este partido, o esperar porque otro, en este caso, Entenza, pudiera tener una actuación sobresaliente.
Fiel a su estrategia, que no ha negado nunca, Martí optó por preservar a sus mejores lanzadores para los dos juegos restantes, hoy por la noche contra China y después frente a Australia. Hay que reconocerle, al menos, que fue consecuente con su diseño. Que nos hubiese gustado otra fórmula, es cierto, pero eso queda en el terreno de las subjetividades.
Después de una gira de siete desafíos en los que la ofensiva no había logrado protagonismo, los once hits frente a un pitcheo tan sólido como el de Japón resultan un aliciente con miras a lo que queda por delante. El propio mentor cubano lo reconoció en la conferencia de prensa, «si le bateamos así a los japoneses, podemos esperar lo mismo en los dos juegos que faltan».
Con seis carreras se debió ganar.
Para el juego contra China, Martí anunció a Vladimir Baños. Su rival será, como se esperaba, el ex grande Ligas Bruce Chen, quien en los dos primeros clásicos jugó con Panamá. El director cubano también confirmó que no habrá cambios en la alineación abridora.
Saliendo del estadio, me topé a Baños. Estaba sereno, risueño, y me dijo: «tranquilo, mañana (hoy) yo gano».
Israel ya no es sorpresa
En el grupo A, Israel sigue poniendo alta la nota, pues no solo derrotó a Corea del Sur, sino que también superó a Taipéi (15-7), mientras Holanda en su debut blanqueó por 5-0 a Corea, y ahora estos, que eran considerados los más fuertes de esa llave, están a punto de quedarse fuera de la segunda ronda.
Que la pelota es redonda y viene en caja cuadrada.