Pinareños y yumurinos deben protagonizar otro cerrado duelo. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:29 pm
Impresionados con la categórica barrida que abrió a los Tigres avileños las puertas de la final, todos los seguidores del béisbol fijaremos la vista en el Victoria de Girón yumurino, donde esta noche un triunfo del equipo matancero dejaría definido el otro candidato al trono de la pelota cubana.
Hace un año atrás, y contra todos los pronósticos, los Cocodrilos quedaron al margen de la gran fiesta. Ahora tienen la inmejorable oportunidad de saldar esa deuda, más si se tiene en cuenta que llegan a su pantano en busca de un solo triunfo, con par de balas en la recámara.
Sin embargo, la ventaja de un juego sobre Pinar del Río y la condición de local no son las únicas prerrogativas que disfrutan los discípulos de Víctor Mesa. A eso puede añadirse que se quitaron del camino a Yosvani Torres, la principal carta de triunfo del bando enemigo, y a mi juicio malgastada en el anterior compromiso, por más que salir de Vueltabajo con un paso por delante resultaba tentador.
Como si fuese poco, la tropa de Jorge Gallardo aterriza en el valle yumurino lastrada por las molestias de dos de sus refuerzos más notables, como son el cienfueguero Yuniel Ibáñez y el villaclareño Lázaro Ramírez. No obstante, y es algo que repetiré hasta que los hechos dejen de probarlo, son los pativerdes uno de los pocos equipos que en la actualidad hacen de cualquier pronóstico adverso, un probable boomerang. Como reciente botón de muestra quedó la casi remontada en casa, después de sufrir un demoledor ataque en forma de récord de cuadrangulares para una postemporada.
Salvo al villaclareño Freddy Asiel Álvarez, el alto mando local tiene más de una opción para encargar la posible última apertura de esta semifinal. En el mismo escenario, fue Jonder Martínez el elegido, y el diestro cumplió con la tarea durante seis capítulos, en los que toleró apenas par de imparables. A pesar de la discreta presentación luego, en rol de relevista ante público adverso, tiene grandes posibilidades de reasumir la responsabilidad, aunque al momento de escribir estas líneas no se haya hecho oficial ninguna designación.
Desde la otra trinchera sí se anunció al también derecho Vladimir Baños, que dominó en aquel segundo cruce en tierras yumurinas, hasta la rebelión que le montaron en el quinto episodio. La gran incógnita está en su retaguardia. Aunque siempre ha sido su estandarte, su marca de la casa, lo cierto es que el staff del pitcheo pinareño es el de peor efectividad —6.75 de promedio de carreras limpias— de los tres elencos que aún conservan el sueño. Y pudiera ser este el caño por donde se escurra el suyo.
En fin, que nos esperan poco más de tres horas de tensión y emociones. Entre una novena favorita y otra jugándose la vida, corre un mar de suspense en espera de la última toma. Y de otra historia para contar.