Santoya, con su doble, contribuyó a la causa de los yumurinos. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:29 pm
Los juegos de las postemporadas del béisbol cubano pueden clasificar de cualquier cosa, menos de ortodoxos. Que Freddy Asiel Álvarez, el líder de la rotación desde que llegó al staff de lanzadores del equipo matancero haya cerrado este martes el tercer duelo de la semifinal frente a los Vegueros pinareños, es la mejor prueba de ello.
Sabían Víctor Mesa y todos sus colaboradores la importancia de dar, ahora en territorio enemigo, un paso más hacia la conquista del trono. Y cuando, a la altura del octavo inning, decidieron acudir a los servicios del refuerzo villaclareño, quedaba claro que tomar la iniciativa era el objetivo supremo de esta primera presentación en el Capitán San Luis.
Al principio, la notable ventaja tomada por los Cocodrilos invitaba a pensar a un tránsito sin sobresaltos. En la misma apertura, un ramillete de seis anotaciones, empujadas por el doble de Yasiel Santoya y el vuelacercas conectado por el enmascarado Ariel Martínez parecieron un mazazo incontestable para los locales, quienes vieron como su apuesta, el diestro Yaifredo Domínguez, se quedaba sin argumentos.
Pero si de algo no puede acusarse a la tropa pativerde es de tirar la toalla antes de tiempo. Sin demasiadas alarmas, descontaron tres con el cuadrangular del refuerzo Michel González en la segunda entrada. Y el mismo torpedero, en el cuarto acto, puso a los suyos a solo una carrera de alcanzar al «enemigo», con otro batazo de vuelta completa que encontró a un compañero en el camino.
La aparición de Freddy puso la tapa al pomo a un cruce que sigue teniendo pronóstico reservado. El de Sierra Morena tiró poco más de un capítulo y ninguno de los cinco bateadores rivales que enfrentó pudo conectarle un incogible, para así sellar un triunfo cuya importancia, al menos ahora, resulta complicado calibrar. En el futuro, puede ser el desenlace que defina el destino de esta serie.
Para hoy está pactada la continuidad, y por la visita es muy probable la presencia en la lomita yumurina del refuerzo santiaguero Danny Betancourt, mientras que los locales pudieran depender del diestro Erlis Casanova —todavía no ha visto acción en la postemporada— o del zurdo pinero Wilber Pérez, quien vio pista como relevo durante el arranque en tierras matanceras.
Un juego trascendental
Javier Méndez, el director del equipo Industriales, lo tiene muy claro. Él, junto a toda su tropa, sabe que un nuevo tropiezo hoy, ahora en casa, presupone una herida mortal a sus aspiraciones de llegar a la final de la presente temporada beisbolera.
Sus rivales, los Tigres de Ciego de Ávila, llegan a la capital con inmejorables sensaciones. Dos triunfos en la tierra de la piña le han asegurado a los vigentes monarcas la posibilidad de regresar a su cuartel general para sentenciar la serie semifinal.
Para que tal cosa no ocurra, los Azules deben cambiar radicalmente la imagen exhibida hasta el momento. Y eso implica que el pitcheo, que ahora tendrá al refuerzo sureño Norberto González como estandarte, logre contener una ofensiva que sobrepasa, por mucho, los índices del torneo.
Pero más que eso, la tropa de La Habana debe hacer gala de lo que le sostuvo a lo largo de todo el calendario regular: el bateo.
La salida de dos de los Gurriel ha lastrado las prestaciones ofensivas de un equipo que presumió de músculo en los primeros tramos del torneo. A falta de bateo, poco puede hacer un cuerpo de lanzadores sin liderazgo, y plagado de incógnitas.
Todo es posible en el béisbol, pero si nada cambia, es mejor preparar las maletas, porque en el José Ramón Cepero puede que termine esta historia.