Pedro Durán consiguió su séptimo triunfo en el torneo. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:15 pm
Pocas horas antes de partir hacia Villa Clara, en medio de la última práctica antes de encarar una de las semifinales del II Campeonato Nacional de Béisbol, categoría sub-23, el mánager habanero Norge Heredia no disimuló su optimismo de cara a la crucial serie en el estadio Augusto César Sandino. Y visto el favorable desenlace en el primer cruce de armas, sus palabras parecen proféticas.
«Cuando ya nos estábamos acercando a la clasificación, les dijimos que íbamos a enfrentar al mejor equipo del campeonato, y aunque no habíamos jugado con ellos, sí conocíamos de su calidad, específicamente de algunos de sus principales jugadores, porque en el pasado torneo compartimos sede en Cienfuegos. Pero lo más importante que le transmitimos fue la confianza de que podíamos vencerlos si jugábamos con exactitud a la pelota. Y eso significa cerrar bien la defensa y aprovechar la velocidad, el bateo por detrás del corredor, no desperdiciar ninguna oportunidad. Confiamos mucho en nuestro pitcheo, pero tenemos que ayudarlo», comentó a JR el estratega.
Sin duda, fue esta la clave para que los capitalinos comenzaran delante, al imponerse este lunes en un pulso entre dos de los mejores serpentineros del campeonato. Por el bando anfitrión, Ronny Valdés tomó la alternativa, pero el error del jardinero Norel González después de un cañonazo de Rafael Fonseca lo puso en una situación demasiado incómoda, de la que no pudo salir ileso, a pesar de que obligó a Andy Pacheco a roletear por el cuadro.
Mientras, el zurdo Pedro Durán sí se las arregló para abortar las pocas amenazas rivales durante sus ocho capítulos de actuación, en los que toleró seis imparables, ponchó a la misma cantidad de bateadores y regaló solo un boleto.
Si algo le faltó a los Naranjas, fue el batazo clave para darle vuelta al marcador. Sucedió en el tercer inning, cuando Gómez y Lázaro Ramírez ligaron sus hits, pero Palacios falló en línea a la pradera central. También en el séptimo, cuando después de dos out Reinier Reinaldo pegó doblete al jardín derecho —el único extrabase del partido—, pero de ahí no pudo pasar.
Además, la condición de zurdo del lanzador visitante lastró las posibilidades de Ramírez y Norel, los artilleros más destacados de la nómina local, quienes apenas sumaron un hit en ocho oportunidades.
Tal inefectividad resulta cara, más si se enfrenta al mejor staff del certamen, con profundidad en las aperturas y garantías suficientes para cerrar el lazo. De bajar el telón se encargó esta vez Héctor Ponce, quien sacó sin contratiempos los últimos tres outs del partido.
Con este desenlace, la novena capitalina se colocó a solo un triunfo de lanzar su candidatura al trono del torneo, vacante desde la eliminación de los Cazadores de Artemisa. Para conseguirlo pudieran enviar a la lomita a Dany Monterrey, quien sumó cuatro éxitos en sus ocho aperturas, le batearon para .249 y redondeó un promedio de carreras limpias de 2.68.
Mientras, los anfitriones están obligados a ganar para forzar un tercer partido, y el timonel Vladimir Hernández puede escoger entre Reinier Sánchez y Henry Mazorra —cinco y cuatro triunfos, respectivamente, en la primera fase— para controlar el ataque enemigo.
Al cierre de esta edición, las novenas de Santiago de Cuba y Sancti Spíritus, que lideraron los grupos clasificatorios C y D, respectivamente, sostenían el primero de los posibles tres pulsos para definir el otro finalista de la contienda.
Los yayaberos actuaban como anfitriones en el parque José Antonio Huelga, y partían con cierto favoritismo teniendo en cuenta la profundidad en el pitcheo demostrada en el tramo inicial.