El villaclareño Lázaro Ramírez, uno de los mejores bateadores del torneo. Foto: Carolina Vilches Autor: Carolina Vilches Monzón Publicado: 21/09/2017 | 06:15 pm
Bajo las actuales circunstancias que vive el béisbol cubano, el Campeonato Nacional, categoría sub-23, no puede verse como una inversión a largo plazo. De seguro, muchos de los cerca de 400 jugadores que acaban de animar la fase clasificatoria correspondiente a la segunda versión del torneo, terminarán enrolados en las nóminas de la venidera Serie Nacional. Incluso, algunos cobrando protagonismo en sus respectivos equipos.
Diseñado bajo una estructura zonal —diferente a su pasada edición—, el necesario certamen cumplió en la medida de lo posible con el objetivo supremo de ampliar las opciones para el desarrollo de jóvenes figuras, pero muchas veces a merced de una dilatada espera antes de mostrar su talento.
«En esta ocasión pudimos enrolar en el certamen a 255 jugadores menores de 21 años, y de ellos 42 pertenecientes a la categoría juvenil. Podían hacerlo todos los del país», comentó a JR el máster Jesús Barroso, quien ha estado al frente del torneo.
El directivo añadió que, no obstante, se le sugirió a algunas provincias, como las seis involucradas en la final del campeonato sub-18, que priorizaran y preservaran a los jugadores de esa categoría, y aprovecharan la oportunidad de desarrollar un mayor número de figuras en el torneo sub-23.
«El concepto de una liga de desarrollo, sin descartar el carácter competitivo, es propiciar oportunidades para que la mayor cantidad de jugadores exploten y pongan a prueba sus potencialidades. Por eso nosotros como Comisión nacional hacemos una evaluación más integral del tema, más allá del resultado final de la competencia y estamos satisfechos con lo realizado por territorios que no terminaron entre los cuatro mejores», aseguró el federativo.
En condiciones normales, debiera sostenerse el tránsito por las diferentes edades de desarrollo, algo complicado teniendo en cuenta el éxodo de atletas por las más diversas vías, que no solo afecta al béisbol.
Sin duda alguna, los números no dejan de ilustrar una realidad. Los procesos de formación del pelotero cubano se han acelerado con respecto a generaciones precedentes. Cerca del 45 por ciento de los jugadores que participaron en la pasada Serie Nacional incursionaron ese mismo año en el torneo sub-23.
Edialbert Valentín, una de las cartas santiagueras para detener a los Gallos. Foto: Blog Facetas del béisbol
Incluso, entre un 20 y un 25 por ciento del equipo que se coronó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz, vieron acción en el torneo doméstico de esa categoría. No hay que ser muy avispado para suponer que lo anterior lastra la calidad de nuestro béisbol, que sigue debatiéndose entre sus luces y sus sombras.
Cales y Arenas
Una de los grandes aciertos a lo largo de toda la competencia ha sido su acompañamiento estadístico. La actualización de los guarismos permite a los organizadores realizar una evaluación más coherente de lo visto hasta el momento, y no todo ha sido para mirarse el ombligo.
«Estamos convencidos de que el punto más débil en la clasificación que acaba de concluir fue la defensa, la cual catalogamos de regular a mal. Se cometieron 728 errores en 283 juegos, para un promedio defensivo de .967, y creo que deberíamos estar en un .970 o .975 más o menos», reconoció Barroso.
Más aceptable estuvo el bateo, con un average general de .254, pero siempre con la insatisfacción de la escasa producción de cuadrangulares, un total de 160 que dejan a la media por debajo de un batazo de vuelta completa por partido.
De tal forma, se hace evidente, a pesar de que se jugó con pelota con menos bote que la empleada en la Serie Nacional, la cada vez más deprimida «explosión» de nuevos sluggers. Y no está lejos el momento de considerarlos —sin temor de sonar tremendista— una especie en extinción.
Números más alentadores emergieron en el área de los lanzadores, pues para los tiempos que corren parece destacable el promedio de carreras limpias fijado en 3.16 por juego completo.
«Todavía no estamos satisfechos, pero se nota una mejoría en el control. La correlación entre ponches y bases por bolas fue de 2921-2045, y llamaron la atención —apunta Barroso— las faenas de hombres como los espirituanos Aldo Conrado, Yosbel González, los capitalinos Héctor Ponce y Pedro Durán y el santiaguero Edialbert Valentín, por solo citar algunos».
Listos para el SPRINT
Muchos andan inconformes —con sus razones— con la nueva estructura, que abre una brecha para que quede fuera de la postemporada algún equipo con mejor balance que uno de los líderes de grupo. Pudo darse el caso, pero la no celebración de los cinco partidos pendientes de Santiago de Cuba «abortó» la oportunidad de constatar la posibilidad.
Pocos elencos como el de Cienfuegos, entre los punteros en los departamentos de average, carreras impulsadas, hits, cuadrangulares y defensa, tuvieron un desempeño tan estable, pero les tocó la fatalidad de competir en la misma llave que Villa Clara, el mejor del torneo.
Está claro que las posibles variaciones, estarán en dependencia de un marco económico que no es para nada holgado. No obstante, los organizadores se han mostrado dispuestos a evaluar cualquier propuesta para hacerlo lo más justo posible.
Aun en medio de las actuales circunstancias, las novenas de Villa Clara y La Habana hicieron méritos suficientes para convertirse en semifinalistas, y a partir de mañana disputarán en predios naranjas un cruce de armas sumamente interesante. Ambos elencos han presentado un staff de lanzadores con actuaciones destacables y seguramente en sus brazos descansará el destino de esta serie al mejor en tres desafíos.
Mientras, en el otro campo de batalla enclavado en la valla de los Gallos espirituanos, las Avispas santiagueras tendrán que afilar muy bien sus aguijones, porque lo demostrado por los anfitriones les hace partir como favoritos.
Todo está listo y ojalá la televisión pueda concretar su propósito de transmitir ambas series, para que todos, atletas, preparadores y aficionados podamos tener una idea más exacta sobre qué nos pudiera deparar el futuro del béisbol cubano.
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