Yanier Herrera anota la carrera que rompió el empate luego del costoso passed ball de Ariel Martínez. Autor: Ricardo López Hevia Publicado: 21/09/2017 | 06:05 pm
Lo primero que voy a escribir es que fue un juego raro. Eso sí, peleado de principio a fin, como nos tienen acostumbrados los equipos de la Isla de la Juventud y Matanzas, y que dejó la sensación de transcurrir sobre los rieles de una montaña rusa, con tramos calmos, intensas subidas y descensos de puro vértigo. Al final, las escasas gradas del Cristóbal Labra volvieron a ser un auténtico carnaval de pasiones, desatadas a su máxima expresión cuando los Piratas aseguraron el triunfo que los coloca a solo un «cañonazo» de la final soñada. Quien esperaba algo así que lance la primera piedra.
Para variar, esta vez los abridores de cada bando lograron cumplir las expectativas. Un primer tercio sin sobresaltos confirmaba el interesante pulso entre Ramón Licor y Ulfrido García, que se extendió hasta el sexto episodio, cuando el alto mando visitante vio signos de debilidad en su elección.
Entonces, el duelo permanecía igualado, en gran medida gracias al «escandaloso» error del jardinero central Leonelkis Escalante, que había costado par de carreras a las huestes yumurinas. Mas no fue esta la única pifia —fueron siete en total— de grandes proporciones, porque ya con Cionel Pérez en la lomita, el error de Jefferson Delgado en un roletazo de Michel Enríquez con las bases llenas le dio ventaja a los locales; y el passed ball de Ariel Martínez en el octavo, cuando el relevista Félix Fuentes parecía haber controlado con dos ponches la rebelión de los Piratas, terminó por sentenciar la posibilidad de que los Cocodrilos pudieran equilibrar la Serie.
Indudablemente, los nervios le han jugado una mala pasada a los dirigidos por Víctor Mesa, pero sobre todo a quienes les ha tocado defender el home tras la salida de Lázaro Herrera y del refuerzo santiaguero Andrés Reina. Sin ser los responsables absolutos de lo sucedido hasta el momento, lo cierto es que en los últimos tres desafíos los fallos de Onel Vega, Orlando Arencibia y Martínez en momentos decisivos han minado las oportunidades del equipo matancero.
A pesar de las calamitosas imprecisiones, hay que reconocer que los Cocodrilos han demostrado garra suficiente para encarar partidos cuesta arriba. Lo hicieron ahora emparejando dos veces las acciones, la última de ellas cuando, por fin, la dirección de los anfitriones se decidió a echarle mano a Danny Aguilera como muro de contención. Nada más escalar al box, el derecho recibió los metrallazos del «intratable» Yadiel —tarde perfecta con tres empujadas y de 14-9 en los cuatro desafíos— y de Yariel Duque, que reflotaron unas opciones que parecían perdidas.
Pero no solo a partir del entusiasmo y los enormes deseos se pueden construir los triunfos, si la conocida superioridad sobre el papel no es demostrada sobre el diamante. Si quieren conservar el sueño de ganar el primer trofeo con el nombre de Matanzas en la camiseta, deben reajustar bien una maquinaria a la que le han fallado varios engranajes, entre ellos el de los lanzadores.
Esta tarde tendrán que hacer frente, con un bullpen con algunos inhabilitados de peso, a unos filibusteros con la autoestima por las nubes, con un respaldo incondicional y delirante, y que tienen en Michel a un líder inmenso y dispuesto a sobreponerse a las «heridas» de guerra para encauzar a los suyos.
También hoy los Tigres avileños y los Alazanes granmenses sostendrán su tercer cruce de armas —marchan igualados a un triunfo—, toda vez que, después de la escaramuza en Matanzas, las precipitaciones se hicieron presente por primera vez y con fuerza notable en la tierra de la piña, obligando la suspensión del enfrentamiento pactado para este sábado.