Mucha falta que les hacía a los tenistas de mesa cubanos una medalla de oro en estos Juegos. Entre otras razones, porque se habían preparado bien y las expectativas eran altas. Además, porque en todas las ediciones en las que habían participado lograron títulos en alguna especialidad. Ayer fue nuestro mejor exponente, Andy Pereira, quien conservó esa tradición.
Andy enfrentó en la final al puertorriqueño Brian Afanador en un partido que duró 51 minutos y se extendió a seis juegos, de los que ganó cuatro, según el sitio oficial de los juegos regionales más antiguos del mundo.
Tras los dos primeros sets parecía que iba a ser un triunfo fácil para el cubano, los marcadores de 11-5 y 11-4 reflejaban la superioridad, pero el muchacho de la isla vecina le puso ritmo de salsa a su raqueta y dominó la siguiente manga con ajustado marcador de 11-9.
Luego, Andy volvió a exhibir sus dotes, para despegarse con un 12-10 que lo ponía en el umbral de lo más alto del podio. Otra vez, el boricua sacó el extra y se acercó con un cómodo 11-5. Así quedó lista la escena para una manga que se fue a «extrainning», y que, por suerte, dominó el criollo 13-11.
Andy se convirtió en el segundo hombre cubano que gana la competencia de individuales de tenis de mesa en Juegos Centroamericanos y del Caribe. Antes lo había hecho Francisco Arado en 1998.
Para llegar a la discusión del metal áureo, Andy tuvo que imponerse a siete rivales, incluido su compañero de equipo Jorge Campos, a quien superó en apretadísimo duelo que se extendió al límite de siete juegos.